29 de septiembre de 2010

DIME CÓMO TE LLAMAS....




¿Sugiere el nombre, como creían los latinos, un destino?

Repasemos algunos ejemplos.

En actitud digna de elogio, Anselmo Fracasso dedicó su vida a la redacción de libros de autoayuda. Idéntico aplauso podría destinarse a Laura Silvestri, experta en protocolo y buenos modales; al lic. Alejandro Gil especialista en tests de inteligencia; y a don Roberto Flamini que desde hace largo tiempo comanda el cuerpo de bomberos voluntarios.

Espíritus más endebles, por el contrario, se acoplaron a las exigencias de sus apellidos. Así, mis vecinos Baldearena que, naturalmente, se ocupan de trabajos de albañilería; la señorita Campana quien, aunque un poco anacrónica, se convirtió en maestra de grado; o Andrés Cinquemani que amén de destacado ingeniero agrónomo, es uno de los más poderosos terratenientes de nuestro país.

Entonces, como se ha visto, queda demostrado que algunas veces un nombre marca un destino; mientras que otras, provoca el ferviente deseo de contrariarlo.

Una última duda ¿tuvo tu apellido, querido lector, alguna relación con las decisiones de tu vida? Por lo pronto diré que en mi caso me ubico más bien del lado de los contradictores, pues si de algo no tengo ni la belleza ni la productividad es de un peral (eso dice el diccionario que significa, entre otras cosas mi apellido), sino todo lo contrario, diría que soy más bien un clavel del aire, propiamente del aire (Gelman dixit)


20 de septiembre de 2010

ANTÍDOTO

grande es el desconcierto
cuando mi confianza en las palabras flaquea
corre el riesgo de caer del pedestal
donde la orfandad de mi juventud la puso
muy grande es mi desconcierto
porque aún no aprendí a lidiar con el silencio
tan lleno sucio de mí
que me empuja a encender la radio
porque aun si son dichas en lenguas extrañas 
esas palabras disparan mi imaginación
la apartan del miedo
al frío mudo del cajoncito final

15 de septiembre de 2010

LA MANADA



¿Debo decirlo? Lo digo entonces: me apasiona más la literatura que la vida. Podría afirmar incluso que mi interés hacia ella es más genuino que mis desvíos, siempre un poco forzados, hacia la realidad. Habitualmente a través de la palabra me acerco, habitualmente en la palabra encuentro la magia, y esto, hasta el extremo de que solo me atrapa quien de algún modo literaturiza su experiencia. Mis amigos, por ejemplo. Carina que, en constante tragicomedia, recorre las calles de Medrano como lo haría Pepa por las de Madrid: rápido, y al borde de un ataque de nervios. Lore y Dib, como salidas de un cuento de Silvina, mirando el mundo con sus miradas insólitas: la una a través de sus anteojos negros; la otra con una perspectiva que oscila entre la de una hormiga y la de un elefante. Natalia que, en un congreso sobre educación en Malargüe, copa en mano, vive su noche libre con la excitación de una fugitiva en Casablanca a punto de encontrarse con Bogart. Caro registrando hecho tras hecho como detrás de una cámara de fotos antigua, una de esas cuyo flash, además de deslumbrante, era estridente. Hernán y Cecilia, capaces de elevar a macondiana aventura una tarde de mates junto a un modesto dique de pueblo. Ah mi amigos, un poco lejos del suelo, para nada apegados, mis amigos, a la gris cordura de los gerentes de banco.

9 de septiembre de 2010

AIRES DE MELODRAMA



tan dulce canción
que entonó la juventud de mis padres
tan dulce canción que sin embargo
no aplaca la amargura destilada
por la insultante mudez del teléfono

y la casa reclama atenciones
que no puedo brindarle
tan pendiente de un hilo como estoy
tan desierto de las fotos
soñando esa humedad al otro lado de la línea
la humedad que debería brotar de tu boca
y que sin embargo
aunque esté yo tan pendiente
no brota

3 de septiembre de 2010

APRENDIENDO A VIVIR


si cuando la luz la alcanza
como a gran diva la envuelve
se esfuman cocinas jardines trabajos
espejos multas gobiernos se esfuman
¿por qué tan a menudo entonces
nos ahogamos en los vasitos de la tontería?

quizá la familiaridad de su trato
tallara en mi frente
el ceño compungido del pensador antiguo
pero a cambio obtendría
de la situación un cuadro preciso

y mirar de frente a la dama oscura
calcular las desgracias que carga en su maleta
sea acaso una de las más altas
una de las pocas formas de la inteligencia