6 de enero de 2011

Con la química en el cuerpo



i
ninguna vida
aun la mía
está del todo perdida
o todas lo están
aun la mía

enésimo pensamiento encendido
con el enésimo cigarrillo
que cuando termina su paseo por mi cerebro
clama por derramarse en tinta

como un niño obediente
lo hago
lo anoto
porque no puedo impedírmelo
anoto también
si habrá algo en el mundo
capaz de saciar esta avidez
de lápices y sílabas
que a cada hora
de cada día me acomete

en su reducirse a cenizas
el cigarrillo alcanza la plenitud


ii
con un cigarrillo
demoro cerrar los ojos
con una pastilla
esquivo las bestias que acechan
al final del insomnio

cada vez empero
en su lugar imagino la cursilería de un
hoy frente a un puesto de libros
pensé en vos

seguro bajo el influjo de esas palabras
entraría en el sueño
como diana entra en su jardín

pero como esa voz no llega
y rehúyo la película de mis fracasos
apelo a la química

y cuando comienza por fin el adormecimiento
escucho las palabras de mi deseo
presas de tal deformidad
que me aterro

entonces
la colilla y yo
caemos:
ella
en el piso del cuarto
en la ciénaga del sueño artificial
yo

3 comentarios:

Hernán Schillagi dijo...

Amigo: muy buen poema duplicado. No me gusta mucho la estructura del díptico, pero veo que invita a pensar y a hacer relaciones.

¡Se viene el verano refritero! Pero están muy bien bronceados estos poemas. La foto es hermosa.

Un abrazo lleno de arena.

Anónimo dijo...

Si uno pudiera "huir de la película de sus fracasos". ¡Esa relación con el cigarrillo! La foto es bella, pero cuál es la relación con el poema? ajajaj

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Me encantó, primer comentario superficial y amiguero.
Vamos al desguace. Espera unos minutos que las neuronas empiecen sus sinapsis y demás...trac...trac...trac... (¿Es un cerebro o un tractor? Ignoro la onomatopeya de la neurona).

La redención del cigarrillo como imagen de todas esas sílabas y lápices que se consumen de manera voraz en cenizas, es lo más logrado del poema.

Apelar a la química, eludir a las bestias solo te llevan a la ciénaga del sueño artificial: tranquilizador mientras dura, endemoniado en el primer parpadeo del amanecer. Nunca mejor expresado, empaticé palabra por palabra. Quizás por eso prefiero la hidalguía que me da la sequía de fármacos y jugar un truco peliagudo con las bestias del insomnio para caer rendida y derrotada entre las 2 y las 3 de la mañana.
¡Tus imágenes cursis son sublimes! Nunca pensaría en los hombres que me llevaría a una isla mirando libros, ja.
Bue, he delirado y sin químicos. Mis neuronas no han trabajado demasiado y se despiden: trac... trac... trac...