Siempre sinónimo de placer
una tarde de sol en la pileta
con sobrinos a mi cuidado
se convierte en la tarde
de un granadero a pie
a quien el corazón
se le trepa a la boca
cuando un cuerpo desaparece
y solo le vuelve a su lugar
con la superficie del agua
trizada por una carita feliz
pero si esas horas repaso
de nuevo el aire se atranca
porque a quién se le ocurre
ir en busca de galletas y gaseosa
cuando a la total inconsciencia
la acecha una tragedia tan palpable
sin embargo no pasó nada
y debemos comer
debemos escribir
aunque el techo
pueda desplomarse en este momento
debemos hundirnos en el agua
permitir que otros se hundan
porque simplemente a veces
nada malo pasa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario