No sé cómo
tampoco
cuándo
pero sí, que
mi deseo cayó enfermo
él que tenía
siempre
las
comisuras húmedas
y movía las
pupilas
detrás de
esto y de aquello
perdió el
apetito
ganó palidez
cada vez más
débil
se fue
secando
como el
último malvón de la fila
eterno
excluido de mis atenciones
lo curioso
del asunto
es que
cuando salía
y lo dejaba
postrado
era incapaz
de advertir
que su mal
se arrastraba
por la calle
conmigo
lo increíble
del asunto
es que
rechazaba darme cuenta
de que sin
su presencia
de gato
inquieto
de sol de
media mañana
lo que
presuntuoso
llamaba mi
vida
era apenas
un simulacro aturdido
un desganado
tránsito
hacia la
muerte.