En la insoslayable conversación homofóbica de la sobremesa navideña, mi muy católico primo cuenta el siguiente episodio:
Dos sacerdotes (para más datos, amigos suyos) miran TV en el momento en que actúa Antonio Gasalla. Entonces, uno de ellos dice: “¡Qué cara de trolo tiene!!” Y el otro agrega: “ Y voz también“. Por supuesto, el primero entiende “y VOS también” (y bue... por muy curas que sean hablan en argentino), ergo, se atraganta en un prolongado “Ahhhhhhh”. Y el segundo, el mal pronunciado, desesperado, aclara: “Nos vos, sino la voz que tiene”. Y el primero; “Ahh“ (esta más breve) Sobreviene la calma eclesiástica.
La cuestión es que, sospecho, en esos segundos de confusión, el escarnecido habrá deseado para el ofensor tormentos varios que van desde un campamento de refugiados en África, pasando por el infierno, hasta llegar a una semana al servicio del Papa Juan Pablo II (esta historia es pre Benedicto XVI, y no creo que, de haber sucedido en estos tiempos, el insultado hubiera ido tan lejos con sus malos pensamientos)
Terminado el relato, y como corresponde a un grupo de machos arrrgentinos, nos reímos a mandíbula batiente. Pero lo que nadie dijo, y estoy seguro rondó los masculinos cerebros de mi familia, excepto claro está, el de mi muy apostólico primo, es por qué habría de sorprenderse tanto el cura de que lo creyeran puto, ya que todos lo son. Porque, para el argentino medio todos los curas son putos, o al menos algún “defectillo” deben de tener, pues si no, no se entiende que no garchen.
Y entonces, me imagino a cualquiera de mis tíos preguntándome (como estudié letras, todos me toman por una especie de diccionario ambulante): “Eh, sobrino: ¿cómo le dicen a no garchar?” Y yo: “Celibato, tío”. Y mi tío: “Sí, ahora le dicen así.... “
Dos sacerdotes (para más datos, amigos suyos) miran TV en el momento en que actúa Antonio Gasalla. Entonces, uno de ellos dice: “¡Qué cara de trolo tiene!!” Y el otro agrega: “ Y voz también“. Por supuesto, el primero entiende “y VOS también” (y bue... por muy curas que sean hablan en argentino), ergo, se atraganta en un prolongado “Ahhhhhhh”. Y el segundo, el mal pronunciado, desesperado, aclara: “Nos vos, sino la voz que tiene”. Y el primero; “Ahh“ (esta más breve) Sobreviene la calma eclesiástica.
La cuestión es que, sospecho, en esos segundos de confusión, el escarnecido habrá deseado para el ofensor tormentos varios que van desde un campamento de refugiados en África, pasando por el infierno, hasta llegar a una semana al servicio del Papa Juan Pablo II (esta historia es pre Benedicto XVI, y no creo que, de haber sucedido en estos tiempos, el insultado hubiera ido tan lejos con sus malos pensamientos)
Terminado el relato, y como corresponde a un grupo de machos arrrgentinos, nos reímos a mandíbula batiente. Pero lo que nadie dijo, y estoy seguro rondó los masculinos cerebros de mi familia, excepto claro está, el de mi muy apostólico primo, es por qué habría de sorprenderse tanto el cura de que lo creyeran puto, ya que todos lo son. Porque, para el argentino medio todos los curas son putos, o al menos algún “defectillo” deben de tener, pues si no, no se entiende que no garchen.
Y entonces, me imagino a cualquiera de mis tíos preguntándome (como estudié letras, todos me toman por una especie de diccionario ambulante): “Eh, sobrino: ¿cómo le dicen a no garchar?” Y yo: “Celibato, tío”. Y mi tío: “Sí, ahora le dicen así.... “
4 comentarios:
Las conversaciones familiares argentinas durante las fiestas tiene ese no sé qué... patético.
Reflexiones:
1.¿qué hacían dos curas viendo a Gasalla? Si lo que menos tiene un chupasirios es sentido del humor.
2.No garchar significa no soplar el "celibato", digo silbato. ja!
3.Otros de los prejuicios, además del de los curas, es que los estudiantes de Letras (varones) somos raritos. Creía que tu tío iba a indagarte sobre eso.
Pd: me da mucha felicidad este nuevo tipo de encuentro, con palabras de por medio y tanto por decir y tanto por escuchar.
Pd: me pudre la verificación de palabra!
Qué molestos esos comentarios navideños!! Igual, no me imagino esa situación en mi casa, qué raras habrían sido las miradas y los silencios! (ya sabes por qué)
O sea, una vez ya me la eché, diciéndole a mi tío -"¡Somos dos boludAS!"-.
Y sí, como dijo Don Quebrantapájaros, es muy extraño que dos curas vean a Gasalla! Tanto como encontrarse con dos alumnos del San Francisco Javier - FACHOS DEI - en primera fila para ver a Peña!! (obviamente, sus caras de espanto al final, eran de películas - no sé si me reí más de Peña o de ellos :S)
Es verdad eso que dicen de que los "chicos" que estudian letras, arte o algo así son raritos. ¡Nada que ver! En este país ser MACHO significa: ver fútbol todo el día, degradar a las mujeres y tirarse todo tipo de fratulencias en público. Un hombre sensible, inteligente y respetuoso No es Hombre para ellos.
Ok, me detengo con lás críticas.
Nos estamos viendo
Un beso
Anto
Hernán y Anto:
Lo más curioso de los curas de mi historia (perdón, la de mi primo), es que seguramente lo que estaban viendo era Susana Giménez, diva berreta argentina por excelencia, gran pecadora, ícono de maricas (no tanto como Moria, pero...) y entonces, uno se pregunta: los chupacirios miraban el programa para ver a la blonda, o para "deleitarse" con los modelitos de Versace que luce la señora? En cualquier caso estaban en flagrante pecado...de mal gusto.
Impecable radiografia de una mesa argentina!!
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