7 de septiembre de 2006

Pese a mi firme propósito de hacer del presente mi morada, el pasado tiende trampas por doquier en las que, como el ingenuo que soy, inexorablemente me despeño. Ejemplo: revisando un viejo cuaderno (ay, de los papeles amarillos cubiertos de nuestra letra de otros tiempos!!) encuentro prolijamente copiados dos fragmentos que, al par de hermosos, son de lo más explícitos en lo que a temática se refiere. Si no me creen, lean:

“Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío y quisieron compartirlo. Entonces, inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.

¿Qué queda de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido. Y menos mal, cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas, de aquellas espinas, ya sabéis.

Las siguientes páginas son, el recuerdo de un olvido" Luis Cernuda


“Quería decirte lo que pienso: es que siempre sería necesario guardar como propia posesión, aquí está, encuentro la palabra, un lugar, una especie de lugar personal, eso es, para estar solo en él y para amar. Para amar, no se sabe el qué, ni a quién, ni cómo, ni cuánto tiempo. Para amar, de repente me doy cuenta de que me vienen todas las palabras….para guardar dentro de nosotros el lugar de la espera de un amor, de un amor sin quizá todavía nadie; pero de esto y solamente de esto, del amor.” Marguerite Duras


Ahora bien, los que me conocen y saben cuán afectivo, emocional puedo ser, no dejarán de sorprenderse ante la confesión de que esas dos joyas fueron utilizadas por mí para ejercitar transcripción fonética (actividad antipoética, antirromántica por excelencia). Y sí, es un horror...y un signo (ya lo dijo Melero: “Todo es señal/ no hay gesto neutral”), ¿signo de que aun en lo más oscuro de la noche en la que (¿voluntariamente?) hundí mi vida algo pugnaba por salir? Tal vez. Y por un instante siento que podría llorar un día entero por esa ceguera, ese abandono en que me dejé… Y sin embargo, no lo hago, no lloro. ¿Por qué? Indago, examino, ausculto la situación y nada, no llego a ninguna conclusión. O sí. La conclusión es la ignorancia de los motivos para esta carestía de lágrimas.

4 comentarios:

Adrian Pegaso dijo...

Sergioooooooooooh!

Paso a saludar nomas!!

Si, si, mi blog estuvo un poco loco... ya lo se... pero ya esta acomodado :)

Gracias por pasar siempre

Bexos
Ad

Fragaria Vesca dijo...

"carestía de lágrimas"... a veces no hace falta llorar lo que nos falta. Y todo llega, tarde o a más tardar. Algo pasa, a nuestro pesar, siempre.

Anónimo dijo...

Para que vea que ando por aqui, que leo, que me intereso, que me emociono, que vuelvo a pasar, que sufro, que me alegro, que reflexiono...

GRACIAS eternamente por eso...
besos

sebas

Hernán Schillagi dijo...

Había demorado mo comment, ya que me había copiado el post y luego escribí una respuesta de "peso. Pero me olvidé (ay!) el disquette. Así que zafaron de mi laaargo comentario.

Sí recuerdo algunas frases de Sabina que primero dice "Esta lágrima de hombre de las cavernas" y luego, "Está mal visto shorar". Sin embargo me quedo con el consejo de Girondo en "A pleno llanto" y el "Espantapájaros 18". Hay que llorar con la camiseta, llorarlo todo, pero llorarlo bien.