26 de marzo de 2007

Escribo: "el niño ha caminado hasta aquí". Sin embargo, en cuanto lo leo, percibo en el aire el tufillo del error. No, no se trataría de un caminante sino más bien de un náufrago, alguien arrastrado por las mareas de la vida, llegado a este punto sin intervención de su voluntad. Y él, silencioso, diríase un bosque apacible, sin signos que revelen la presencia de las bestias que lo habitan, bestias seducidas, apaciguadas por la música de los libros. Mas el niño sabe que un peligro acecha: no es eterno el encantamiento de las palabras.

5 comentarios:

Luis Guillermo Franquiz dijo...

Qué placentero resulta deambular y perderse entre tus oraciones. Es muy estimulante, como un susurro adormecido que arrastra un eco silencioso. Gracias.

Hernán Schillagi dijo...

querido amigo: tal vez ésta sea la prosa más bella que haya publicado hasta la fecha. Sólo por el comienzo refrenado lo vale. Ese cambio de ritmo y de imagen lo vuelve misterioso y uno quiere reponerse del "error" para poder seguir (disfrutando). El recuerdo de la niñez perece que es así: algo que estamos obligados a corregir (Bachelard y Masin dixit)

Unknown dijo...

Qué satisfactorio debe ser que los errores lleven a una producción tan bella. Qué triste es darse cuenta que los propios errores son inútiles, para nada satisfactorios y que nos hunden aún más.

"No es eterno el encantamiento de las palabras"...realmente es un peligro darse cuenta de eso...sin embargo, yo no quiero despertar todavía, prefiero reconfortarme entre grandes hojas escritas que esconden un mundo maravilloso.

Disculpe, querido Sergio, mi pesimismo pero, como usted sabrá, no estoy en el mejor momento.

Saludos y prometo regresar al mundo blogger...quizás de la crisis salga algo interesante, no?

Pablo dijo...

Las palabras no son errores.

En todo caso son un sentimiento y como tal debe salir como salgan.

Me gusto su blog volvere a visitarlo.

sergio dijo...

Luisgui: agradezco su elogio. Será que también escribimos para eso?

Quebrantapájaros: no sé, para mí es casi una manía eso de mirar para atrás. No puedo controlarlo y, tampoco sé si quiero. Qué es lo que busco? Lo ignoro. A veces siento que en algún rincón se me cayó una llave o una varita mágica y me lanzo en su busca. Eso es todo.

Anto: te sugerí que leyeras con atención esa parte porque, a veces, me sale el tío bueno que quiere sustraerte a ciertas experiencias por las que atravesó. Pero bueno, cada uno tiene que hacer su propio viaje. Lo único que puedo desear es que el tuyo sea más productivo que el mío.

Pablo: tiene razón: las palabras no son un error. Creer que pueden reemplazarlo todo, sí.