31 de diciembre de 2007

UN POEMA OPTIMISTA PARA TERMINAR EL AÑO

Vivir como un sino, vida,
tu porfía en volverme la espalda,
sería acatar la derrota
cuando hay todavía vigor
en mis brazos
y empujan las miradas de los amigos
y algunas partidas merecen jugarse
y el dorado de una piel joven infunde la sed
y las voces de los libros abren
y encanta la luna entre nubes bogando.

Lo otro, lo que falta -porque
se fue o nunca estuvo-
lo que algunas noches
florece en lágrimas, aunque pesa,
no debería ser hoy pretexto
para abandonarse a la queja.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Alabo su optimismo sobre todo en un asunto tan vital. Al leer su poema sentido, cada verso me inspira una idea pesimista pero no es usted soy definitivamente yo.
Apele a esa fuerza, a esa esperanza que lo empuja más que la mirada de los amigos. Agite sus brazos, convoque, juegue esa ficha que lo hipoteca, crea que la literatura puede transferirse a la vida y aúllele con rabia a esa luna que emerge de las nubes.
Y si después de todo el OTRO sigue entorpeciendo la visión con su espalda es porque definitivamente no lo merece.

sergio dijo...

Paula:

Definitivamente, si no fuera como soy un ser tan perezoso, debería montar un blog publicando los comentarios de mis comentaristas. Y no es adulación. Lo que sucede es que, en muchos casos, siento que es una lástima que se pierdan textos (como este) tan sentidos y bien escritos.

Respecto al contenido de post (y comment), seguiré cada uno de sus consejos al pie de la letra, en tanto y en cuanto, también ud los ponga en práctica. Digo, es una picardía que se me venga abajo justo ahora que tiene tiempo para estar relajada y espléndida. Creo, debemos imponernos a la vida, exigirle que nos “bientrate” justo ahora que tenemos un poco más de treinta, ¿no?

En cuanto a mi misterio, no existe. Lo que sucede es que si ud espera que un ser de la era de la Olivetti Lettera cuelgue una foto, va muerta. Y lo de hablar pavadas en la sala de profesores, por favor, si tenemos la suerte de cruzarnos por ahí, príveme de semejante tortura. Ya bastante tengo con saber qué comen -o no- los hijos de mis compañeras, o a dónde van a misa, o qué les dijo el médico, y…. Júreme que si nos encontramos vamos a hablar de la Vendedora de fantasías o de El amor nunca muere…, please.

Anónimo dijo...

Me gusta el verbo "bientratar". Sí, vida, escuchaste a mi amigo Sergio, me tenés que bientratar, ¿entendiste?
Hoy oía con mi hermana un tema de Serrat -bah, letra de Machado- que decía "soy en el buen sentido de la palabra, bueno" y al unísono quedamos de acuerdo en que nosotras éramos de la clase de personas que se podía identificar con esa frase: buenas, generosas, honestas. Es por eso que no me merezco sufrir tanto y al pedo mientras que el reloj se sigue burlando de mis indecisiones.

Volviendo al poema, después que lo leí recordé una "voz" de Antonio Porchia que bien se la podrías espetar a ese pérfido otro que se empeña en darte esa cara sin gesto que es la espalda. La frasecita dice: "Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas".

En la sala de profesores de todos esos temas que me prohibís mencionar solo me voy a reservar el derecho de hablarte de lo que me dijo el médico, recordá, alguna vez lo confesé acá, soy una gran hipocondríaca y parte de mi vida transcurre esperando el resultado de algún examen. Sobre la "Vendedora de fantasías", es una adorable película. Mirta manifiesta una frescura desconocida y Alfredo Alcón es un muchacho tierno, tímido, muy lejos de la impostación y el friso a lo Billiken de "El santo de la espada".

Gracias por tus lindas palabras, me sacan sonrisas por estos días y eso no es poco.

Hernán Schillagi dijo...

Sergio de fin de año: cuando Ud. lea estas palabras este post ya será viejo. Pero me llama la atención y me sorprende su incursión (demoradamente sabia) en el poema "parado" (bah, en verso) y no en prosa como nos tiene acostumbrados. Como a Paula, me cuesta encontrarle la "buena onda". Eso sí, los dos versos finales son una invitación a "salir" de una fuerza inusitada.

Cositas: esto se lo digo porque Ud. me tiene malacostumbrado a otra onda(nivel? estilo?): ¿qué es eso de "y empujan las miradas de los amigos"? No hay lírica ni dándole vuelta los bolsillos. Una más imperdonable: "y encanta la luna entre nubes bogando" Primero: vienen de un verbo en plural (abren) y lo une a un singular para recién poner el sustantivo "la luna" cuando el lector se ha empantanado en una desarmonía sin solución (se lo digo porque Ud. siempre se pone su índice en el oído y me dice "tiene que sonar, tuc-tuc"). Y ese gerundio "bogando"... ¡Por favor!.

Sin embargo son detalles que pasan, ya que la última estrofa es reluciente y hermosa.

sergio dijo...

Paula:

En principio, es muy gratificante (aunque no lo haya presenciado, le creo) sacarle una sonrisa a alguien.

Asimismo, concuerdo con varias de las cosas que dice:

Primero: si siente Ud. que es una buena persona y que no merece sufrir, ya es un paso. Quererse, apreciarse, aunque parezca una verdad de Pero Grullo, es necesario para la vida en general, y para que otros nos quieran en particular.

Segundo: me admira (me da un poco de envidia también) la relación que parece tener con su hermana. La mía con mi hermano es tan tenue, que si no fuera por el lazo de sangre que nos une, nada nos uniría.

Tercero: de un tiempo a esta parte, una idea semejante a la de Porchia me ha asaltado. Simplificada por cierto, en un “ellos se lo pierden”. Tengo en vías de construcción un post que transita esos caminos. Le explico: hace poco me percaté de que siempre mis reflexiones habían girado en torno a lo que “me” perdí, y luego caí en la cuenta de los que “otros” se perdieron. Y no es que me tenga en mucho, pero de chico fui más o menos agradable (luego, las primeras canas y un rollo inmutable que se niega a desaparecer) y de una inteligencia fresca que, con el paso del tiempo, se petrificó (yo la sacrifiqué) en un intelectualismo que suele ser para mucha gente bastante aburrido. Pero bueno, si sigo dando data, cuando publique el post ya no tendrá gracia....

Cuarto: “Una pícara soñadora” y “El amor nunca muere” si bien son comedias “livianas” son tan frescas que da gusto verlas. Además, ambos (Mirtha y Alfredo) son tan jóvenes y bellos que también da gusto verlos.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Que la crítica del amigo no quebrante tus alas, compañero. Más bien tiene que ser el acicate para infinidad de producciones líricas.
Hablando de cine argentino, estoy viendo un ciclo en canal 7 más que interesante: "La joven guardia". Todas pelis de los '60 y '70. Hasta ahora rescato una de David Kohon que me encantó: "Breve cielo", es como "Antes del atardecer" pero con una vuelta neorrealista y un color "barrio" que emociona pese al blanco y negro.
También volví a ver las de Antín basadas en "Cartas a mamá" y "Circe" de Cortázar. Exactamente a la mitad de las dos me duermo unos minutos. A veces los planos quietos y el sonido ambiente me tumban... pero me despierto con alguna música barroca disonante o las carcajadas histéricas de alguna de las protagonistas.
Los planos de la Borges en "Circe" son únicos, fotos bellísimas. María Rosa Gallo en "La cifra impar" es igual a Carmen Maura, si la ves, el parecido te va a impresionar.