1 de septiembre de 2008

EL JUEGO PELIGROSO

Como otros, es un juego.
Las habitaciones están dispuestas de manera tal, que sólo puede alcanzarse una, previa estadía -estadía siempre regulada- en la anterior. Son las reglas.

Pero, súbita, una puerta cierra el paso, detiene la partida.
Y él, que carece de las herramientas para abrirla, se queda allí, paradito (un niño delante de la vidriera que exhibe y mezquina el juguete de sus sueños). Simulando indiferencia, aparta la mirada, como si fuera ella la responsable, la barrera al milagro. Aun así, la puerta continúa cerrada.

La llave, intuye, ha de hallarse en uno de los cuartos anteriores, oculta en oscuro cajón. Teme, sin embargo, abandonar su sitio, regresar.
Sí, este es un juego peligroso.

5 comentarios:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Fe de erratas penúltimo párrafo: "llave" por "lave". Más allá de eso, el texto está bueno. Por un lado (sí, aunque no te guste la asociación me hizo acordar a Casa tomada de Julio. Los dos hermanos, un poco por capricho, por inercia, por alteración de la rutina tampoco hacen NADA cuando la fuerza extraña avanza en su morada. Por otro, lo relacioné con la maravillosa pieza teatral de Sartre A puertas cerradas: un infierno de habitaciones sin posibilidad de salida, un trío criminal que deberá soportarse una eternidad. Es una obra genial, curiosamente está la versión fílmica argentina con Duilio Marzio, rareza, rareza dirigida por Fernando Ayala.
Finalmente es una alegoría a todo ese temor que en infinitos momentos de la existencia no nos lleva a ningún lado por fóbica inmovilidad. Si la vida es puta y una, ¿por qué?

YOR dijo...

A veces la vida se desenvuelve en esas disyuntivas. A veces sabemos que tal vez la clave esté un poco más atrás, pero no arriesgaremos el lugar conquistado después de tan dura andanza, quedándonos estáticos ante la imposibilidad que plantea la puerta cerrada con llave… entonces nos mentimos que seguimos avanzando y creemos que es así sólo porque no nos dignamos a retroceder, pero sabemos a nuestro pesar que estamos quietos, en el lugar…

sergio dijo...

María: el texto, creo, es eso, una imagen de la parálisis, de ese estarse quieto frente a una puerta mientras la vida pasa. Digo, creo, porque no lo sé con exactitud.

sergio dijo...

Yor: me gustan tus análisis. Es probable que tengas razón, que las cosas sean exactamente como lo describís. Tal vez, la terapia sea un modo de retroceder, desandar el camino y volver con armas nuevas. Creo, que para mí, fue eso.

Fragaria Vesca dijo...

Comentario castigo #9: Como la puerta vedada. Como la llave inasible. Como ventana inexperta.