25 de junio de 2009

INVENTARIO


Para P.

Este haber devenido el primo pobre que no llega a fin de mes, la tía que acampa en la entrada del banco dos días antes de la fecha de cobro, que en primera instancia podría leerse como un fracaso, no es tal si se piensa que la posesión nunca fue el objetivo. Si se quiere, el error reside allí: imposible andar este mundo sin tener presente que el dinero es necesario. Sin embargo, desde que no fue un motor, no hay frustración en no tener casa, auto o mp4. Entonces, es de gran importancia no confundir error con fracaso.


Inevitable que esta primera, y provisional, conclusión nos arrastre a la siguiente pregunta: ¿qué es lo que siempre se buscó? Las respuestas, la mar de vagas: una cierta excelencia espiritual, un saberlo todo, un vivir lo más poéticamente posible... Y allí sí puede haber fracaso si se coteja lo hecho por mí con lo hecho por otros, que a mi edad habían alcanzado cimas de perfección y belleza. Pero si la comparación es conmigo mismo, digamos hace diez, cinco años, es evidente que he avanzado en la dirección de mis deseos, y, en consecuencia, no hay por qué lamentarse.


Ahora, en cuanto a mi otro objetivo, escribir, si no lo hice antes o, mejor, si dejé de hacerlo durante una larga temporada, fue porque de modo inconsciente preservé mi escritura de la catarsis (hacer literatura, para mí, está muy lejos del “evacuar”), pues en ese momento mi desdicha era tal, que escribir, forzosamente, conducía al vómito. Desde el momento en que hubo calma, equilibrio la cosa se transforma, la búsqueda de la belleza es posible.


Entonces, podría decir (y no pretendo que se tome, ni tomarlo yo mismo como autojustificación) que mi existencia no es un fracaso desde el punto de vista de las concreciones -escribir como escribo, leer como leo-. En cuanto a los fallos en las elecciones, y aceptando que lo son y que pueden corregirse, son parciales, porque si miro alrededor, no siento que esas vidas me hubieran resultado más gratas. Y además, si bien lo económico se ha transformado en una preocupación en los últimos tiempos, lo ha hecho de manera muy restringida por cierto.


Y esto me lleva a la idea del precio de algunos sueños, que, aunque exorbitante, uno paga gustoso. Yo lo he hecho: con total conciencia y absoluta libertad he pagado por ser quien soy. Que a alguien pueda interesarle el producto, es un tema (¿el tema?) que aún está por resolverse. Será, por tanto, objeto de un futuro análisis. Quizá, de un futuro post.

6 comentarios:

Proyecto María Castaña dijo...

Buscar lo que somos, percibir que, por fin, estamos en algún camino hacia la belleza, es algo que compartimos amigo. Conlleva dolor, desorientación, problemas mundanos que a veces son una camión tanque como los económicos o los familiares... Pero frente a la hoja saber, quizás mas que en ningún momento de nuestra vida que hay un fragmento de nosotros que quiere expresarse en palabra, eso es impagable.

Gracias públicas y privadas, vos me entendés.

Nituni dijo...

Es mucho mas facil relacionar el exito con el dinero. Pareciera ser que la unica forma de triunfar es teniendo plata.
Yo no estoy tan seguro.

Cecilia Restiffo dijo...

Amigo: me asombra su prosa, me llama la atención su temática, me emociona su postura frente al tema, me gratifica su enredada manera de decir, me hacen pensar sus conclusiones.
Sabe Ud. que no soy una de sus habituales visitas sin embargo hoy que -epidemiagripal- de por medio estoy en casa, descubro que una vez más coincidimos, a saber:
1- Me inquieta pensar en el precio por mi sueño o el nuestro, ya que lo compartimos; porque es cierto que el dinero no lo es todo, es más: a veces es una carga demasiado pesada de sobrellevar, digo, pensando en todo el tiempo que nos quita el ganarlo.
2- Creo que lo que hemos buscado desde siempre es una forma de ser FELICES, sí ya sé soy cursi, pero estoy convencida que un tapado dolce gabanna puede producir en algunos lo que un verso de Machado en otros, no es más ni menos válido es cierto, lo que pasa es que el tapado sí o sí deja de usarse pero " la tarde está muriendo, como un hogar humilde que se apaga", creo que no pasará nunca de moda. La cosa es encontrar lo efímero o lo perdurable pero que nos dé eso que andamos buscando.
3- El producto de nuestra elección es siempre cotizable en bolsa... porque es genuino, es simple y profundo a la vez, es noble en su vivir y leal en su pensar; o por lo menos es como yo lo veo a Ud.
BESO, bello su post.

sergio dijo...

Paula:
Este post te esté dedicado por dos razones:
Primera: es un tema sobre el cual hemos hablado en un par de ocasiones (los dos llegamos tarde a esto de escribir, tenemos algunas cuentas pendientes en otros asuntos, etc, etc).
Segunda: porque lo escribí bajo el influjo del libro de Simone que me prestaste. Fue un arrebato de honestidad que, por suerte quedó en esto: un texto breve (imaginate si me pongo a darle y darle como la de Beauvoir y me pongo a hablar de lo que camino, lo que corro, etc, etc)

sergio dijo...

Nituni: yo tampoco estoy seguro de que la plata haga el éxito. Pero, la verdad, me gustaría comprobarlo en carne propia.

sergio dijo...

CECI:

Yo sabía que la “gripA” (como le dice Mirtha) iba a aportarme algún beneficio. En este caso su lectura y su comentario. Seguro a lo largo de una larga vida (que es la que tendremos) vamos a pasar por momentos un poco raros respecto de esto que elegimos o nos eligió. Pero no cabe duda de que, esto que elegimos o nos eligió, será nuestro madero del náufrago. Incluso si dejáramos de escribir o leer el día de hoy, ya estamos –maravillosamente- marcados. O sea, vemos, veremos el mundo a través del tamiz de la literatura. El mundo y a nosotros mismos. Gracias por su precioso comentario.