4 de noviembre de 2009

SER LO QUE SE ES



Esta soledad de los libros, encantadora, agobiante, antes de vivirse no podía ser siquiera intuida: un manzano que un buen día diera peras o duraznos. Primero es el desconcierto. Luego, el desprecio por los frutos, idéntico al tan frecuente y tan negado de los padres hacia los hijos. Tarde o temprano, sin embargo, madura la conciencia, primero crispada, luego serena de que uno no puede ser sino eso: un manzano que da peras. Que no hay otra forma. Que debe ser así. Que no existe modificación posible.

6 comentarios:

Hernán Schillagi dijo...

Amigo! qué bueno que volvió de su "temporada" de hospitales, sueros y vecinos de cama que gargajean. ¡Es una alegría total! Necesitábamos comentarios en nuestros famélicos blogs, jaja!

Aunque veo que regresó bastante hermético. Esta prosa -entre ensayística y poética- da bastante para cortar y remendar.

A saber: el encontrarse convaleciente, solo y con los libros como compañía le ha posibilitado hacer bullir sus neuronas y ha ha llegado a la edad de la razón, de las reflexiones "maduras" y -¡ay!- el de reconocerse: ser un raro (como proponía Rubén Darío). Alguien del que se esperaba algo y no lo dio, o devino en otra cosa muy distinta.

Pero de allí a pensar en ser un "improductivo" está muy lejos. ¿Para quién? ¿Para qué?

Un abrazo grande y gracias por volver al ruedo, pantalón!

sergio dijo...

Hernán:

Vio que a veces -en los malos días- uno piensa que debería haber sido otra cosa, que eligió el camino incorrecto, que los mayores tenían razón. Y de pronto, otros días, esas ideas se desvanecen y uno descubre que si está dónde está es porque, de un modo oscuro, quiso estar allí. Y más general, quiso ser eso que es. Este es el caso.

Ariel dijo...

Como de costumbre, hermoso parrafo. Totalmente de acuerdo. Nada que agregar.

sergio dijo...

Nombre: Ariel
Apellido: Nituni

Gracias por el comentario. Juro que me desconcertó el tal Ariel hasta que di con el blog. Para mí ud sigue siendo Nituni. Un abrazo.

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

No entiendo mucho... ¿Será una alegoría de los libros que son muchas veces árboles rebeldes que dan frutos equivocados pero deliciosos?

No sé, hermético, pero suena bien, seguiré cavilando.

sergio dijo...

Pau: y cavile nomás. Después de todo ¿la lecto/escritura no se trata precisamente de emitir y descifrar signos?