5 de enero de 2010

DEL PEQUEÑO SERGIO ILUSTRADO



Distorsión. f. dícese del mal que padecen aquellos expuestos a prolongado celibato y cuyo síntoma más notable –y alarmante- consiste en percibir que la mayoría de los peatones –por no decir todos- harían juego con nuestras sábanas nuevas.


7 comentarios:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

¿"La mayoría de los peatones?" Sin duda el redactor de este diccionario vive en una distorsión.
Con una mano cuento los peatones que harían juego con mis sábanas de seda.
Mire con objetividad a la gente que transita en la calle y no le digo que se vuelva exquisita como yo, pero "su mayoría" se reducirá a una veintena sabrosa.

Unknown dijo...

¡Y después decís que yo dibujo la realidad! Uno empieza a ver a la gente y todos parecen tener "algo". No importa si le faltan dientes, si no se bañan hace meses o si orinan en la calle: con unas palabritas, uno hace de cuenta que no ve. Pero bueno, así como nosotros distorsionamos, seguramente los seres más bellos nos distorsionarán y eso, puede llegar a ser un beneficio. Quién sabe, quizás algún día Javier Bardem o Gael distorsionen su vista y posen su mirada sobre nosotros... (soy ilusa, ¿no?)

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Javier Bardem, es feo pero qué tipo macho. Me salen hasta bigotes de la testosterona que irradia por la pantalla. Me enamoré en Mar adentro y Los lunes al sol. Gracias Anto por el recuerdo y mi envidia más profunda a la guachita de Penélope Cruz.

Sobre orinar en público... aunque estuviera en una isla desierta con el último hombre del universo, si lo veo mear una palmera, me hundo en el mar para que me coman los tiburones.

sergio dijo...

Paula:

Ya sé dónde está el error: en las sábanas de seda. Cambialas por unas más modestas, unas de esas que venden en los persas y vas a ver que bajás el nivel de exigencia. En cuanto a la meadita, bueno hija de mi vida, tampoco es pa tanto. Peor es una gallo verde en la vereda.

sergio dijo...

Anto:

No sabés cuanto me gusta el lado optimista que le has encontrado al asunto. O sea, así como nosotros nos enamoramos unas ocho veces por cuadra, al resto de los mortales puede sucederles lo mismo y entonces nuestras posibilidades de ligar algo se multiplican exponencialmente (no sé que quiere decir pero me gusta como suena) y la vida -salir a la calle- se vuelve más estimulante.

Anónimo dijo...

A mi me gustaría que la definición incluyera las consecuencias y posibles salidas. ¿O se trata de une estado permanente?

Nituni dijo...

Es lo que me pasa a mi! Me enamoro 3 veces por cuadra! Y eso que estamos en invierno...