25 de junio de 2010

IRRESISTIBLE

Nombres paraditos
sobre los renglones de una agenda.
Junto a esos nombres
números. Números
nombres: tentaciones constantes.
Ni discreción
ni amor propio se les resisten.
¿Cómo podrían?
Si hace tanto silencio
que los pasos resuenan en la casa
como en una iglesia vacía
¿Cómo podrían?
Si esta y otras noches
las sábanas de mi cama
respiran soledad.

7 comentarios:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Lo más valioso: la equiparación del silencio con el tiempo de larga duración. "Hace tanto silencio...", muy bueno. Siempre las frases hechas tienen una segunda vuelta inesperada y ahí está la antena del sutil poeta para captarla.

Hernán Schillagi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hernán Schillagi dijo...

¿Alcanza con tomar conciencia de nuestras tentanciones para no caer en ellas una y otra y otra vez?

¿O será que lo irresistible toma cuerpo verbal -el poema- para justificarse y volverse además invencible?

No hay deseo reprimible. Sólo existen el deseo y sus consecuencias.

sergio dijo...

Paula: gracias por el comment. Seguro tiene ud razón y de eso se trate, de estar con las antenas atentas.

sergio dijo...

Hernán: odio que tenga razón, pero me parece que la tiene. Digo, yo sueño con que el poema, al ordenarlos, clausure ciertos deseos. Pero en algún punto me parece que no lo hace sino todo lo contrario: los mantiene vivos, muy vivos.

Proyecto Maria Castaña dijo...

Hernán, también existe el deseo y sus no consecuencias.

Anónimo dijo...

Con los años se hace presente el deseo y sus no consecuencias: al no decir, al no buscar, al no llamar, al no contestar...Pero sin dudas, el deseo persiste y genera otras consecuencias internas...Menos visibles pero nefastas al fin...