23 de octubre de 2010

POEMA OPTIMISTA PARA LOS TIEMPOS DIFÍCILES


Al final del sufrimiento
me esperaba una puerta.
Louise Glück



nos escapamos como gatos asustados
asustados seguimos la carrera
pero lo hicimos ignorantes de lo estéril de la empresa
pues uno se lleva en los huesos
se lleva en la memoria
bajo todos los cielos en todas las estaciones

huir de uno mismo
desvarío que sin embargo se intenta
al precio de un sufrimiento tal
que el más vulgar de los cuchillos
se convierte en virtual boleto al paraíso

pero extenuado el impulso que nos empujaba
volvemos los ojos sobre el puzzle descompuesto
de lo que una vez fuimos
y nuestro optimismo
siempre niño
sin saber para qué
comienza a juntar las piezas
sin saber para qué
comienza a ordenarlas

5 comentarios:

Seba dijo...

Gracias Sergio! Seba Landi

Hernán Schillagi dijo...

Cito a dos grandes "enemigos íntimos":

"Pero me escapé hacia otra ciudad
y no sirvió de nada porque todo el tiempo estaba en un mismo lugar y bajo una misma piel y en la misma ceremonia" (Fito Páez)

Y más conciso, Joaquín Sabina:

"Mi manera de comprometerme
fue darme a la fuga..."

El poema es hermoso y la reflexión es demoledora. No me gusta el término "puzzle" ni en la vida ni menos en la musicalidad del poema. Nunca se sabe como pronunciarlo. O en el castizo "pusle" o en el anglo "pasel". Las dos me parecen una piedra en el poema en cuanto a lo musical, pero no como para reemplazarlo por "rompecabezas". Puede quedar ahí y no pierde fuerza en nada el poema.

Fue una alegría reconfortante que estuvieras con nosotros el miércoles. Hermanar el dolor y la amistad en los momentos cruciales. Te lo digo aquí (cuasi públicamente) porque te ennoblece.

Un abrazo.

sergio dijo...

Hernán: para mí puzzle se dice pusle. Y sí, no es una palabra amable.

En cuanto a mi visita el miércoles tuvo que ver con no saber qué hacer, con la necesidad de encontrarme con gente que sintiera más o menos idéntica perplejidad a la mía.

Gracias por el elogio.

Proyecto Maria Castaña dijo...

Esperanza, Esperanza te llamo desde el balcón y venís con ese aire de desgano que te es tan propio, pero puntual, responsable. Y me tirás de la cama, a pesar del golpe y mi instantánea puteada. Te quiero más que a mi vida, Esperanza, Esperanza.

Anónimo dijo...

Juntar las piezas es una bella imagen pero sólo aplicable a algunas circunstancias...¡¿Cuándo uno está desgarrado?!Mi solución siempre ha sido regoderame en el dolor...Como un gato doy vueltas y me acomodo cada tanto...Ronroneando...