31 de marzo de 2011

NACIDA DEL MIEDO



Aun cuando en mil vueltas te enredaras
antes de abandonar la cueva
y sentado a la mesa del mediodía
hayas tragado menos por gusto que por necesidad
y fuera también la necesidad quien te echara
sobre ese cuerpo en la siesta
aun cuando el zonda haya despertado
al demonio del mal humor
solo el instantáneo sudor en la nuca
frente a los dientes de un perro
te persuadió de la sensatez
de tener junto a tus pensamientos de diario
la idea de que sos más animal
de lo que quisieras reconocer.

4 comentarios:

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: ¡guau! En los dos sentidos: el canino y el sorprendente.

Qué manera precisa de usar el subjuntivo en la primera parte del poema!!!

Cuántas veces uno se arrepiente de los "arrancones" de mal genio. Cuando se calman las aguas, ya es tarde para salir indemne. Yo me siento un animal siciliano en algunos momentos de ira. ¿Cómo unir coherentemente esas animaladas con el ciudadano civil y correcto que uno suele ser?

¿Será más el miedo de darnos cuenta sobre la porción interesante de barbarie que se oculta dentro nuestro?

Me dieron ganas de leer otra vez "Dr. Jekyll y Mr. Hyde"

Marisa Perez Alonso dijo...

Creo que cada día me siento muy animal en diferentes circunstancias relacionadas o no con el mal humor, pero lo que me maravilla y me sigue admirando de ud., don Sergio, es su capacidá para involucrar al lector en su composición. Mientras el Hernán lee esa novela, yo voy por el cuento "Centauro" de Saramago. Una preciosura mirevea.

Proyecto Maria Castaña dijo...

La adrenalina te desrealiza y te enfrenta a un ser indefenso pero también cruel. Y cualquier perro callejero puede ser un lobo si el miedo baja nuestras defensas y nos muestra a ese animal viscoso que nos habita.

Hernán, ¿cuánto siroco les habrá aturdido la cabeza a nuestros ancestros del sur de Italia para que nosotros cada tanto manifestemos resacas de su locura? ¡¡No sabés cuánto te entiendo!!

Anónimo dijo...

Nuestra parte animal, finalmente puede ser lo más auténtico que tenemos.