31 de mayo de 2011

Oh, bienamada palabra/ que compone las horas. Arijón



Piel
huesos
sangre
con sus radares apuntados a esta tarde
tan igual a otras
tan perdida entre otras
como un fósforo
junto a sus compañeros en la caja

con todo
pese a todo
única

una tarde
cuando desde sus fotografías
algunos difuntos queridos
en lugar de custodiarme
eligieron ser sus emisarios
los de ella
la que los arrebató
la que como un cazador acecha
con la certeza de que suyo será el triunfo

y en el ahogo de su abrazo
escribo
y mientras escribo
soy

qué importa que mañana
con un pasajero menos
todo siga sin mí

escribir
hoy
aquí
mientras los truenos asustan ancianas
y la lluvia baldea veredas
es suficiente

es más
diría que escribir
aquí
hoy
lo es todo.

2 comentarios:

Hernán Schillagi dijo...

¡Muy buen poema!

Es cierto que me sigue sonando extraña la musicalidad dada por los cortes de verso. En realidad, la extrañeza viene de que lo gráfico traduce la respiración. Para mi gusto, el poema pierde en ambigüedad, pero gana en lectura oral. Estoy seguro que has tomado el desafío con conocimiento de causa.

Un detalle sintáctico y sociolingüístico: ¿no correspondería "los truenos asustan a las ancianas"? Objeto directo de persona que le llaman. Y también, no quedaría mejor -ya que estamos- "los truenos asustan a las viejas..."

La comparación de los fósforos es hermosa. Gran consuelo este de escribir. Gran anzuelo también.

Anónimo dijo...

¡Las personas somos "fósforos" que nos encendemos! A escribir mientras se sube otro pasajero...