18 de agosto de 2011

DESDE EL HOSPITAL





Desde el hospital

Cuando tras un día anodino
otro asomaba su cabeza
vino dolor abdominal intenso
y como las migas de un mantel sacudido
mi rutina voló por los aires

y aunque un viaje me urgía
es de suponer, no era este
el destino anhelado

cómo lidiar con estas sorpresas
cómo entender que no hay títulos de propiedad
que un rescoldo en un campo basta
para que el campo se incendie.




La desaparición como salida falsa
Unas manos
otras, no las mías
se ocupan de mi cuerpo
lo lavan, lo arropan
cuidan se encamine
la calma por las venas

no las quiero sobre mí
quiero desaparecer, aparecer
cuando el sacerdote
de los ritos quirúrgicos
haya como poncio
lavado sus manos
y mis ojos se abran
al verde recién estrenado
de los árboles en la ventana.






Quitapuntos

De la anestesia
volver a los papeles
a iluminar con tinta
los recovecos de mi mente
acumular signos
que al cabo de las páginas
los días, las semanas
sean dignos de estima

signos que oculten
el futuro inmediato:
un médico, un enfermero
sus pinzas.


8 comentarios:

Proyecto Maria Castaña dijo...

De este tríptico, el mejor es la DESAPARICIÓN COMO SALIDA FALSA...toda esa mezcla acertada de campos semánticos que hacés en la última estrofa me arrastra a un abigarrado conjunto de muchas imágenes... casi un videoclip. El mundo religioso/antiguo y el mundo médico se aúnan para decir: sí, estamos en manos de dios, estamos en manos de un médico. Por obra de tu poema, sensaciones equivalentes.
La salida falsa de la ventana me parece una salida posible, quizás incompleta: unos árboles para ver, con el entumecimiento de la anestesia todavía y el olor indefinido de formoles de cualquier cuarto de hospital.
(Ja, si los lectores tuyos del futuro tuyos supieran que se trató de una simple operación de vesícula... pero con esta solemnidad poética, te van a dar por medio muerto).

Proyecto Maria Castaña dijo...

en el calamo currente repetí dos veces "tuyos", perdón, Sergio.

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: recuerdo estos poemas de "trinchera hospitalaria". Me gusta que la convalescencia poética los muestre, nuevamente, aquí renovados y rebozantes de salud.

Funcionan muy bien así como un tríptico. Celebro que no hayan perdido su título particular. Suman mucho (y ya he hablado antes sobre ese tema, ja). Sin embargo, quiero decir que es un hallazgo "Quitapuntos".

Unos días más y casi que tenías un capítulo de un libro, jaja.

silvita dijo...

Si estas 3 poesías estuvieron fabulosas imagino el bet seller que harías después de haber parido. Chiste!

Proyecto Maria Castaña dijo...

Silvita... LA GUERRA Y LA PAZ sería un librito de bolsillo comparado con el que haría después de parir, ja, ja.

sergio dijo...

Silvita y Paula: tienen ustedes toda la razón en lo que respecta a la desmesura del sujeto poético. El caso es que él no puede evitar sentir el horror de saber que lo que creía suyo no lo es tanto, que su vida, que los derechos sobre su vida, son tan provisorios como lo serían sobre un objeto cualquiera. Y esta revelación, que acaso sea una tontería, lo deja atontado. ¿Tiene esta situación alguna salida razonable? Tanto el sujeto poético como yo, lo ignoramos. Gracias a ambas por tan bellos comentarios.

sergio dijo...

Hernán: gracias por su comment. De pronto en un momento estos poemas se me hicieron inseparables. Inseparables por supuesto gracias a la voz (quejosa) del sujeto poético. Los títulos, como ud sugiere, serán conservados.

Marisa Perez Alonso dijo...

Me arece que esos tres textos hablan de una orfandad superada, de una escapatoria a la fragilidad. Aún cuando sólo me duele la cabeza, quiero salir de cuadro y retomar las riendas de mi vida.