5 de noviembre de 2011

EL ENCUENTRO



Entre perderme
y volverme a perder
se pasa mi tiempo

me dejo ir en el gris
de las volutas del primer café
y no me encuentro en el hastío
de los anteojos del jubilado
tampoco en los viajes estáticos
en el asiento del colectivo
en la silla frente al televisor

entre perderme
y volver a perderme
se pasa mi vida

perdido en la concentración del trabajo
no menos perdido cuando te presiento
en el cuarto desnudo del amor

perdido siempre perdido

hasta que me agarro del hilo de la escritura
diligente ariadna
en este laberinto absurdo
en este lamentable laberinto.

4 comentarios:

Periquito Lasabrosura, poeta brujo. dijo...

Me gustó mucho. Una imagen certera, bella de la vida del ser humano moderno. Saludos.

sergio dijo...

Gracias señor beodo. Esta vida, la del sujeto poético, parece que es así: confusa, desorientada.

Hernán Schillagi dijo...

Amigo: muy buen poema. Justo viene a graficar lo que estábamos hablando ayer acerca de los "poemas claros" y los "enrevesados". Creo que un poeta debe tocar ambas cuerdas, probar y contaminar de oscuridad lo directo y viceversa.

Qué fea la palabras "volutas". Es un capricho, pero hay necesidad de usar esa palabra para el vapor del café, jaja. Así y todo hay una enumeración bastante prosaica y punzante.

Muy buen trabajo con la reiteración léxica con el término "perdido". Como también en la estrofa final. ¿No es un lugar muy visitado la metáfora del "hilo de Ariadna"?

Este es un poema flecha. Directo en la sonoridad, en los cortes de versos y en la conmoción que provoca en el corazón del lector/oyente. (Futuro "hit" en próximas lecturas).

sergio dijo...

amigo como le dije justo el final era de lo que dudaba. tenia una versión b... tal vez lo sensato sea abandonarlo y luego de un tipo ver cuál me gusta más...




Entre perderme
y volverme a perder
se pasa mi tiempo

me dejo ir en el gris
de las volutas del primer café
y no me encuentro en el hastío
de los anteojos del jubilado
tampoco en los viajes estáticos
en el asiento del colectivo
en la silla frente al televisor

entre perderme
y volver a perderme
se pasa mi vida

perdido en la concentración del trabajo
no menos perdido cuando te presiento
en el cuarto desnudo del amor

perdido siempre perdido

hasta que me agarro del hilo de la escritura
gentil virgilio
en este purgatorio absurdo
en este lamentable purgatorio.