19 de octubre de 2012

DEL QUE NO VIAJA





De noche frente a su plato  
le ocurre tener
extraños pensamientos
pensar por ejemplo
en los orangutanes de bárbara y teresa
-aquel billy
que se quedó sin su brazo
por haberse prendido
del cable de alta tensión
o en noreen
del que no se sabe
si duerme en su nido de hojas
o mira el cielo de la jungla-
pensar en ellas
teresa y bárbara
que soñaron un viaje
compraron los boletos
se lanzaron a la aventura
de la selva del poema

él
que no puede sin desgranarse
apartar los pies del umbral de su puerta
él
que  quisiera estar
tres vidas entre sus cosas
suele pensar en eso. 

4 comentarios:

Marisa Perez Alonso dijo...

¡Qué cosa extraña la poesía! No termino de entender todas las referencias, no termino de entender. Y sin embargo me gusta... Que ellas se hayan lanzado a la selva del poema, y él que no puede sin desgranarse apartar los pies del umbral de su puerta. ¡Me encantaría tener esa sensibilidad! Cariños

sergio dijo...

Marisa: a referencias pedidas, referencias enviadas:

ORANGUTANES



A modo de introducción. "Una antigua leyenda trasmitida de forma oral entre los habitantes de la isla Borneo asegura que, en el principio, el orangután y el humano eran uno y el mismo. Por ese entonces, los simios y los hombres que poblaban la inescrutable espesura de la selva formaban una sola tribu y recorrían sus dominios con la certeza de no tener oponentes ni fronteras que abatir. Así, es muy probable que la palabra malaya orang, que significa “persona” y todavía hoy se aplica indistintamente a los individuos de ambas especies, haya tenido su origen en aquel tiempo lejano. Según el mito, en determinado momento no demasiado preciso algunos miembros del grupo empezaron a comunicarse entre sí mediante un lenguaje nuevo y el orangután, cauto, al ver que los hombres abandonaban la jungla y comenzaban a organizarse en comunidades, ocultó su capacidad de hablar por miedo a que lo obligaran a trabajar. Esta es la historia que narra cómo se abrieron dos senderos: el que transitó el humano para dar inicio a la civilización y el que el orangután, apacible y solitario, trazó desde entonces en la intrincada selva (...) Perseguidos, capturados, mutilados, enjaulados, mantenidos en condiciones degradantes, reducidos, durante más de dos siglos los orangutanes padecieron el exterminio sistemático y despiadado. En el Centro de Rehabilitación de Orangutanes Sepilok, en la provincia de Sabah, al noreste de Borneo (Malasia), los huérfanos o aquellos recuperados del cautiverio y el tráfico ilegal de animales deben, paradójicamente, aprender a ser lo que son: ´personas de la selva´”. Los poemas que se presentan a continuación son fruto de una visita a dicho lugar.



Teresa Arijón

Orangután II

Húmeda de lluvias incesantes, la piel del gran simio
espera la seguía. Desde muy alto, el durián áspero cae
anunciando otra tormenta. El corazón del fruto iguala
la luz enrarecida de la tarde. Pulpa que se deshace
en la boca del mono. Todo lo que en él es natural
no es natural en mí, que paso y peso en este aire
como un leño, como un tronco hendido por el rayo,
con todo lo que de ausencia y de vacío llevo escrito.


xi

Con un solo brazo, Billy,
¿te asustan los árboles?
Tu brazo perdido para siempre
por haberte colgado del cable
de alta tensión, ¿todavía
te duele? Los otros orangutanes
apenas te miran, y los cuidadores
repiten sin cesar la historia
a los visitantes con bocas abiertas
en oes gigantes. Poco importa.
Porque Billy, el mono de ojos
tristes y pelaje ralo, trepará
de noche, los troncos, y mirando al cielo
verá las estrellas que hacen la hermosa
constelación del mono manco.

Hernán Schillagi dijo...

Sergio:¡gran fritanga! Pero se ve que andamos bien del hígado lector, porque este poema ha quedado de rechupete luego de las intervenciones.

Por otro lado, sí, es bastante críptico por las referencias. Sin embargo tiene una narrativa (fruto de su pasado en prosa), y una musicalidad (por los cortes de ritmo nuevos) que permiten disfrutarlo igual (como dice Marisa).

El poema del fóbico a los viajes tenía que darse a luz en algún momento. El yo poético fantasea con las travesías líricas que le proponen sus afinidades electivas, pero sabe de sus limitaciones y de sus temores. Como también "pensar en eso" de algún modo -y ante el sacrificio de poema- lo expía.

Anónimo dijo...

Este refrito es tan refrito que casi parece otra cosa. Igual el verso del que tiene miedo a salir de su casa está idéntico. Y como dice ud, tal vez hablar de esas cosas lo expía (me gusta esa palabra!!!)
Sergio