Casi con la regularidad de las
estaciones
regresa el temor de que en los
cuerpos queridos
sigilosa haya comenzado a
germinar
la semilla de la desgracia
y cuando esto ocurre
con esperanza corro a mi cajón
con ansiedad lo reviso
pero no encuentro una sola
herramienta
que me ayude a desactivar el
espanto
de ver vaciarse esta casa
donde tantas veces me sentí
cobijado.
2 comentarios:
Uf! Amigo, me quedé con gusto a poco. No creo que sea bueno dejarlo así. Y con respecto a lo otro, a las herramientas, este poema es muy cercano. Un abrazo atenazado.
Veo estos comentarios y me da pena tener tan abandonado el blog. Ay este face nos va a matar a todos
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