13 de octubre de 2006

De pudores perdidos

Si en este instante alguien, un amigo por ejemplo, lo interrogara acerca del curso de su existencia, seguramente, por elegancia, por pudor, contestaría: “bien, estoy bien”.

El caso es que, cuando es él quien se formula esa pregunta y tiene la decencia de no mentirse, no puede responder semejante cosa. Curiosamente, tampoco lo contrario. Días estos en los que, como un autómata, vaga con el sentimiento de que la vida le regatea su presencia. Y este hecho que antes le hubiera pasado inadvertido ahora lo mortifica, pues, de un tiempo a esta parte, lo persigue la necesidad de que cada momento imprima su huella. Y he aquí el problema: al inventariar esa masa de acontecimientos que conforman su vida, son infrecuentes aquellos dignos de consignarse como “recuerdos del porvenir”.

La consecuencia (por conocida no menos temible), es el abatimiento. Y aunque sabe también (porque se lo han dicho, hasta el cansancio se lo han dicho) que debe aprender a sobreponerse, a ser más sólido que los vientos de sus dudas, sus angustias, sus fracasos, tampoco ignora que un diagnóstico preciso no garantiza los resultados. Entonces, la pregunta de siempre, la de cada mañana apenas salido de las brumas del sueño: cómo seguir, cómo.

5 comentarios:

Fragaria Vesca dijo...

El diagnóstico es indispensable para elegir el tratamiento más adecuado (¡si lo sabré yo de un tiempo a esta parte!).
El porqué, es la vida y aquí no se discute. Busque el cómo, carajo!

Unknown dijo...

La respuesta "sí, estoy bien", muchas veces quiere decir "no tengo ganas de contarte lo que siento", pues si dijéramos "estoy mal", se sucederían una suma de preguntas que resultarían molestas y sería de mala educación decir que no queremos decirlo.
Y sí, está ese miedo a saber qué pasará después, cuando seamos sólo una bolsa de huesos esperando en un sillón el fin y nos demos cuenta que nada hicimos, sino que sólo fuimos una cagada más que pasó por el mundo. Chau. Más frustación. Pero también es sobre-exigirse el hecho de querer que cada momento de nuestras vidas sean considerados "recuerdos del provenir".
A ver cuando visitas mi humilde morada cybernética.
Saludos!

Hernán Schillagi dijo...

Ya que lo pregunta, ando bien. Tanto que los "diagnósticos" se me cumplen.

Si quiere, allí le escribí un post para Ud. (casi casualmente) en mi casita verde. Y sigamos siguiendo.

Adrian Pegaso dijo...

Paso a las corridas... asi que te dejo mi saludito... ;)

Si si, no es muy cortes, pero ando a full!

Bexos
Ad

Hernán Schillagi dijo...

Mi casa ya no es verde, se oscureció. Pero de alegría (contagiosa).