30 de noviembre de 2007

FE DE ERRATAS

Bajo la forma de un rostro, la vida nos extiende a veces la constancia del error en que hemos estado hundidos; un rostro que enuncia aquello que junto a nosotros pasó flotando en la corriente, y se encuentra ya, y para siempre, fuera de nuestro alcance, perdido.

Desde que te vi, anoche, después de duelos y arrugas y olvidos, en todas partes, insalvable, leo mi error.

13 comentarios:

Adrian Pegaso dijo...

No me vengas a fin de año con estas cosas...!

Bexos
Ad

Hernán Schillagi dijo...

Bastante oscuro y hermético el texto.

¿Se acuerda cuando Ud. era un comentarista de a pie y decía a todo "No entiendo" o "Qué largo"?... Bueno, al menos es corto.

Pd: vuelvo después con la neurona más despierta.

Hernán Schillagi dijo...

Ah, eso sí: es muy bello.

sergio dijo...

Quebrantapájaros y Adriano: es probable que tengan razón y que este textillo sea un tanto raro, críptico. Pero juro que a la segunda lectura (bueno, a la tercera) ya no lo es tanto. Es una especie de juego de palabras que, a no dudarlo, habría tenido más éxito en julio. Pero bue, lo terminé ahora.

Ah, le cambié el título. Me parece que este (el otro era Evidencias) se ajusta más a la idea: reconocer ciertos errores, angustiarse por ellos, pero seguir adelante.

Fragaria Vesca dijo...

Por suerte, con el tiempo, llega algún "alivio de luto". Eso sí: la vida siempre te pasa facturas [y ojalá fuesen de manteca].

Fernando G. Toledo dijo...

Regalito off topic:
Instrucciones:
1) Poné "Publicar nueva entrada".
2) Seleccioná "Vista en html".
3) Abrí este link en una ventana nueva y buscá en donde dice "Player" ; luego copiá el código completo que está junto a esa palabra.
5) Pegalo en el post.
6) Titulá: Bárbara Belloc.
7) Publicá.

sergio dijo...

Toledo: hice los intentos del caso, pero el caso es que soy un caso serio con esto de la tecnología. En fin, que no pude llevar adelante el procedimiento tan sencillo que me indicó. Escuché, sin embargo, varias veces la voz dulce de la señorita Belloc. Adoré.

The executioner dijo...

¿Por qué no alcanzo a ser motivo de la lectura de errores en los que se equivocaron conmigo?

Anónimo dijo...

Yo lo entendí, bah, me lo expliqué a mi manera. Paso a dar mi interpretación que puede servirle a "cierto comentarista" de neuronas apagadas.
Primero: Hay instantes de lucidez existencial -fin de año con su odiosa carga de "balance" es uno de ellos- en donde vemos lo que somos realmente y el maldito error en el que persistimos. Además del "acuse de recibo" de nuestra obstinada equivocación vital, nos queda un gusto a bilis por lo que no percibimos y dejamos pasar al olvido que -lo he pensado largamente- NO TIENE PERDÓN.
Al final, Sergio, mira un espejo en movimiento -¿las cristalinas aguas del río Mendoza?-. Ahí se desdobla hablándose a sí mismo en tono inquisitorio. El reflejo de su rostro inmóvil le confirma que lo único que persevera en este tiempo de arbolitos y esperanzas que duran lo que un cuetazo es SU ERROR.
Gracias por la tristeza, compañero.

sergio dijo...

Querida Fragaria:

Los lutos y sus consiguientes alivios, como ud bien sabe, me asaltan cíclicamente. En ocasiones me pregunto si alguna vez (alguna vez, repito) aprenderé el equilibrio, o el equilibrio me aprenderá a mí. (Para seguir con su símil, hallarme frente a la bandeja de facturas y tomar dos, sólo dos).

sergio dijo...

The executioner:

A su pregunta respondo con otra ¿Será porque -sospecho- ni los que se equivocaron ni ud han superado la veintena? Tengo la impresión de que estas "Fe de erratas" llegan solas, a eso de los "treinta".

sergio dijo...

Paula querida:
Como siempre (¿Cómo los locos, los niños o los borrachos?) la verdad está con ud: lo que dejamos pasar NO TIENE PERDÓN. No lo tiene. Flagelarse por ello (por lo que dejamos pasar, se entiende), tampoco. Entonces, habrá que cargarse los errores sobre los hombros y echarle pa’ lante. Creo.

Pd 1: ¡no sea tan localista!!!! El curso de agua al que me refería no es el Río Mendoza sino el más modesto, pero bien amado, canal de mi Medrano querido.

Pd 2: Con ansias espero a María Castaña y sus aventuras.

Anónimo dijo...

El localista es usted, mi amigo. Por lo menos sus aguas modestas no están tan contaminadas como las que miran mis ojos desde la máquina de tren del parque temático.
Le cuento que María Castaña es un verdadero dolor de cabeza. Con blogger estoy haciendo mis primeros palotes... ¡La tecnología no me va a vencer!
Tiene razón en una cosa: estoy muy certera dándole el blanco a la verdad. Últimamente la verdad me ha dolido en todo el cuerpo de una manera... Este verano voy a mentirme de lo lindo, creo que mi salud prefiere una mente despistada.
Un abrazo, Paula.