15 de septiembre de 2008

EL DOMINGO DEL EXILIADO

En mi intensa avidez de vos
me sueño repatriado
a tus ojos
a tus manos.
A tu corazón, no.

Allí nunca estuve.

5 comentarios:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Está bien, pero un recursito no le habría venido nada mal. Comparto la idea, es más, siento empatía por ella. Pero me parece demasiado Vilariño. Ah, el último verso no me cierra, destruye el ritmo que trabajosamente venías forjando desde el principio.

Disculpa la crudeza, amigo, estoy enamorada de tu prosa poética.

Creo que con un par de intervenciones, el poema mejoraría notablemente.

sergio dijo...

No sé si pintará el arreglo.
Pero ya está
Esto es "work in progress"

Unknown dijo...

Sergio: comparto con la "mala" (jaja) de Paula en cuanto a los recursos. Sin que quede "florido" está bueno que un poema despunte una imagen sensorial inesperada, una comparación que descoloque al lector.

Si bien soy enemigo de criticar diciendo "me suena a..." (aunque sí como elogio), es sabido que cuando uno usa la palabra "exiliado" y el voseo, te acercan indefectiblemente a Benedetti y, por qué no, a nuestra amada Idea.

A mí me gustó el recurso (¡había uno!) del verso final. Esa elipsis pronunciada golpea hondo y me cierra. Más cuando sé dónde queda ese País de los domingos ;-)

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

H.A.D.S (¿o es H.D.A.S?) :
Las "malas" aprendemos rápido de los "malos", en fin, ja, ja, la felicidad y Palito -aunque no leas mis entradas sesentosas- era un genio no reconocido.

Sergio amigo poeta:
Esa pausa que veo y no estaba, esa estrofa de un solo verso hacia el final, recupera el ritmo perdido y logra el remate que esperaba. Era cuestión de doble espacio, sencillito y efectivo.
A mi me gustaría una repatriación al pasado del otro, pero seguramente está en el corazón vedado. Pregunto -porque últimamente estoy muy filósofa-: ¿una avidez que no se atreva a mover con el dedo las telitas del corazón (la única y gran metáfora del Cid) no se queda en la superficie?, ¿es miedo a no bucear más allá?, ¿volvemos a hablar como en EL JUEGO PELIGROSO del niño que no quiere buscar la llave?

Fragaria Vesca dijo...

Comentario castigo #7: Todo el texto y ese verso final... ¡qué punzante maravilla!