18 de diciembre de 2008

DE PASAJEROS OLVIDADOS


Minúsculas gotas de sudor sobre la piel de la noche, una de las primeras de la primavera. Y en esa noche, en esa tibieza, después de mucho tiempo, nos cruzamos. Tan trivial fue nuestro diálogo que me declaro incapaz de reproducirlo. De cualquier modo, y aun desconfiando de mi memoria, rescato el siguiente fragmento: “¿Todo bien?, pregunto. Todo bien, por suerte, respondés. A lo que agrego un sincero ¡qué bueno!” Pero ¿era sincero? No, no piensen tan mal de este humilde servidor. Yo jamás le desearía a otro ser humano ninguna plaga o algo por el estilo, y no porque sea tan bueno, sino porque soy taan perezoso…

A lo que voy es que, no sé a ustedes, pero para mí ver a alguien desplazarse del centro a los suburbios de mi vida, no deja de ser objeto de asombro, de inquietud. Aunque también, lo confieso, de alivio.

De asombro, porque ¿no es cuando menos curioso que una persona que llegó a “ocultar-a-dios” (Char), que fue la depositaria de miles y miles de pensamientos, como por un pase de magia se esfume? Es decir, un ser de quien interpretábamos hasta el mínimo respiro (Ya lo dijo Barthes: “el enamorado es el semiólogo en estado salvaje”), de pronto, y por obra y gracia ¿del tiempo? ¿de las decepciones?, llega a no ser nada. O peor, una idea del tipo: “¡con esta pelusa debe tener la nariz del payaso Malaonda!”.

Si además confrontamos este desplazamiento con aquello de que “todo constructor, a la larga, sólo edifica un derrumbamiento” (Yourcenar), no podemos menos que experimentar una cierta inquietud, puesto que así como se hundió esta imagen con tanto amor y paciencia construida (sí, mucho amor, mucha paciencia requirió la transformación de “eso” en una princesa, un príncipe de cuento de hadas), de igual modo habrán de hundirse las que vendrán. Entonces ¿no hay nada destinado a perdurar?

De alivio, dije. Sé, sin embargo, que se trata de un alivio pasajero. Léase, de cambio de pasajero: el asiento hasta hoy ocupado por A, mañana será ocupado por B, y así sucesivamente.

Y esto porque no debe haber nada en el mundo más digno de interés que un cuerpo y los signos que emite (por supuesto, no cualesquiera ¿o creyeron que me había vuelto escatológico?), además claro, de nuestra proverbial incapacidad para aprender algo, por pequeño que sea, del corazón humano.


7 comentarios:

YOR dijo...

Todo significante nace, crece (es decir, se transforma) a veces se reproduce e indefectiblemente muere.
El otro termina siendo el portador de la camiseta de significados que le asignamos, y lo mejor de todo es que nos relacionamos por lo general con la camiseta nomás, jajajjaja.
Gente que llega, que bueno, gente que se va, que bueno!
Abrazo.

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Querido Yor Saussure:
Yo le cuento que hay cachos de significantes tan pero tan adheridos al significado: "centro de la vida" que a pesar del tiempo, el desconocimiento, la apatía, la vista a lo lejos de miles de significantitos, no hacen que el "cacho" aludido se corra ni medio milímetro del centro asignado. Obsesión. Puede ser. A veces, "cacho de significante" engaña, se disfraza de país pobre y parece que se desplaza a la más horrible periferia del tercer mundo. ¿A Este señor que fue usina de miles de pensamientos procaces -como decía Sergio- le faltan un par de dientes y no me había dado cuenta? Pero, de repente, un sueño lo trae en la noche y vuelve a su lugar de lucero del alba. Supongo que entre tanto centro y periferia, el tiempo, aunque lento, muy eficaz en su trabajo, lo desplazará hacia el lugar del olvido y la leve memoria que le corresponden.

G. dijo...

Solo paso a saludar, che. Eso de que haya personas que se desplacen hacia un costado, creo q es a veces necesario. No deja quizá de ser sorpresivo, pero necesario al fin.

Besos

Unknown dijo...

Amigo: Ud. cuando abre la boca hace poesía de lo cotidiano, saca citas de la galera con una magia proverbial, pero sumando números enteros es de terror!!!

26 post en 2006 + 33 en 2007 + 37 en 2008 dan 96 post en total. No 106 como Ud. me dijo. Cuente de nuevo y escriba pronto los que faltan pa' que festejemos el centenar.

Un abrazo

El Hombre que Calculaba(?)

Unknown dijo...

Ah, si escribió 96, le faltan 4 para llegar a los 100. Aclaro por las dudas ;-)

Escribir, coleccionar, vivir dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Cuando decís "este humilde servidor" inmediatamente recuerdo a Alex, de "La Naranja Mecánica" y ruego que esa humildad no sea transformada en violencia!

Todo es efímero, la vida misma lo es. Gente que va y viene, mientras que unos pocos permanecen a nuestro lado a medida que pasa el tiempo. Cuando hablamos de amor, la cuestión es más clara aún, pues ya sabemos que no existe el amor de nuestras vidas. Como dice Chavelita: "el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo".

Me gusta mucho tu prosa, aunque debo admitir que, por momentos, veo el texto largo en la pantalla y me da un poco de vagancia -sin embargo, a la larga lo leo igual, ya sea por gusto propio o por presión tuya-.

Adhiero al comment de Hernán...¡cuántas citas! Admiro tu memoria. Yo siempre divago con el "había una frase que decía no sé quién..." y rápidamente busco alguien que me ayude a completarla.

En fin, resulta tan triste y tan cierto lo que dice Yourcenar. Pero la pregunta es: ¿por más que sepamos que todo termina, vale la pena seguir intentando? Yo creo que sí. La vida es eso: un intento, nunca sabemos de qué específicamente. ¿Qué esperamos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuándo vendrá Godot? Nadie llega, nadie sabe, todos ignoramos. Pero, podríamos decir que la simple búsqueda y la espera resultan placenteras.

Saludos y Feliz Año Nuevo!!