28 de mayo de 2009




Largo tiempo
la máquina permanece
quieta, tanto que se teme
ya nunca vuelva a funcionar.
Una gota en el engranaje
y otra vez, se escribe.
Se escribe
este amarillo de abril en las venas,
este crujido de abril en los huesos.
Se escribe
el nacimiento de un año,
otro año que he muerto.

19 de mayo de 2009

¿DESEQUILIBRADO, YO?




Un mensaje desata mi imaginación, la excita. Abre la dicha de la palabra justa, el taxi al alcance de un gesto, la confusión de los sudores, la fatiga acariciada por el primer rayo de sol. Pero entre tanta dulzura de novela rosa, se cuelan los dardos de la indiferencia, del desencuentro. Y con ellos, el miedo. Un miedo que avivaría la emoción de internarse por los más oscuros senderos del bosque. Luego, la sospecha de que esto no es sino candidez, lisa y llana, y que el miedo es solo eso. Y todo, porque en la pantalla de mi celular, debajo de tu nombre, por un instante brilló un lacónico: tengo ganas de verte.