22 de julio de 2010


cuando detona una ausencia
es como hallarnos desnudos en la calle
indecisos entre permanecer quietos
apenas cubiertos con las manos
o apresurados ocultarnos tras el árbol más próximo
por lejano que este esté


cuando detona la ausencia
nos cae encima la masa viscosa de la incertidumbre
hecha de silencio
hecha de infinitas posibilidades
que con los primeros por qué
se convierte en rabia
y con los últimos, en pura y dura nostalgia


cuando detona esa ausencia
se abre una herida
que intermitente segrega la sucia sustancia
que envenena nuestros deseos de hoy


acaso también los de mañana

7 comentarios:

Anónimo dijo...

"Detona una asusencia" ¡Me encantó! Algo así siente uno...¡Algo definitivamente estalla dentro...Supongo que hasta queno elegimos y decidimos dar vuelta la página o convivir con ello...Se mancan deseos de hoy, mañan y días venideros...

sergio dijo...

Anónimo: me alegra que mi poemita te haya gustado. Es cierto, tal vez la decisión más sensata sea la de dar vuelta la página, pero ¿quién es sensato en estos asuntos? Y no me refiero sólo a asuntos amorosos sino también de la vida que a veces, nos pasa por encima y un día nos vemos en un campo de batalla dinamitado.

sergio dijo...

Anónimo: me alegra que mi poemita te haya gustado. Es cierto, tal vez la decisión más sensata sea la de dar vuelta la página, pero ¿quién es sensato en estos asuntos? Y no me refiero sólo a asuntos amorosos sino también de la vida que a veces, nos pasa por encima y un día nos vemos en un campo de batalla dinamitado.

Proyecto Maria Castaña dijo...

Me encantó ese verso hipnótico que se repite para abrir cada estrofa. Y es tan cierto: la ausencia no aparece, irrumpe, entra... detona y, obviamente, hiere.

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: me he demorado 5 días en comentar para que "detonara mi ausencia", ja!

En serio, es interesante trabajar ese tipo de anáfora que abre las estrofas; se vuelve ganchera (o hipnótica, al decir de Pau). Si bien esto lo cumple, me hubiera gustado (pero tomalo como una apreciación) que en cada "estribillo" algo apenas imperceptible fuera cambiando (en lo sintáctico o en el significado). Así el efecto de atracción no se hubiera perdido, pero hubiese ganado -además- en sorpresa.

Tampoco me convenece al oído "hecha de un silencio hecho de infinitas posibilidades". Tal vez es un juego de palabras, no sé.

Duele hacerse cargo de lo que proponés: la acumulación de una falta, el grito de una soledad que lastima.

sergio dijo...

Paula: muchas gracias por el comentario. Ojalá hubiera un chaleco contra ausencias, pero como no lo hay, habrá que aprender a curarnos las heridas que nos causa. Un beso.

sergio dijo...

Hernán: como verá, revisé cada sugerencia que me hizo y modifiqué alguna cosa. es cierto, con una leve variación la anáfora se intensifica. En cuanto al hecho hecho volví a la idea original. Sí, otra anáfora. Bueno, es lo que me sale en estos tiempos.