13 de octubre de 2010

EN EL NOMBRE DEL PADRE


el sintagma dulce de leche en mi boca
en una heladería
fue el primer indicio
pues en mi infancia era tu sabor favorito
un sabor de viejos de treinta y pico
los mismos treinta y pico ahora míos

ese nombre dulcísimo por gusto repetido
levantó la compuerta tras la cual
como toros de lidia arremetieron
las primeras canas sobre las orejas
el amarillo del tabaco en los dientes
cierta prominencia abdominal
que de un modo más evidente que la sangre en las venas
ligan mi vida a la tuya

tu vida
de donde escapé con una mochila cargada
de lorcas y cernudas
y a la que sin querer regreso
como quien busca una respuesta

tu vida
sus dudas sus juegos sus amores
por mí desconocidos
prolongados en mí

tu vida
tan ajena

tu vida
tan mía

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Relación padre-hijo. ¿Es tan complicada o poética como la de madre-hija?

Anónimo dijo...

Relación padre-hijo. ¿Es tan complicada o poética como la de madre-hija?

sergio dijo...

La verdad es que no creo que haya relaciones sencillas. Mucho menos cuando hay una dependencia entre los sujetos. Primero del retoño(niña, niño), luego del progenitor (padre madre)

Marisa Perez Alonso dijo...

Yo creo que las buenas relaciones son complejas y dan sus frutos, aunque éstos sean un poco amargos al principio. Tanto así para padres, como para hijos y para aquellos que pasamos de ser hijos a ser padres, sin escalas y también padres de nuestros propios padres. Pero lo importante que ya sean padres carnales o literarios o putativos, todos dejan en nosotros una huella que podemos transformar en distintiva, poruqe cada hijo hereda del mismo padre cosas muy diferentes.
¡Por suerte soy una inconformista como mi madre! Aunque a ella y a mí nos costó años de distanciamiento.
¡Un abrazo!

Marisa Perez Alonso dijo...

Yo creo que las buenas relaciones son complejas y dan sus frutos, aunque éstos sean un poco amargos al principio. Tanto así para padres, como para hijos y para aquellos que pasamos de ser hijos a ser padres, sin escalas y también padres de nuestros propios padres. Pero lo importante que ya sean padres carnales o literarios o putativos, todos dejan en nosotros una huella que podemos transformar en distintiva, poruqe cada hijo hereda del mismo padre cosas muy diferentes.
¡Por suerte soy una inconformista como mi madre! Aunque a ella y a mí nos costó años de distanciamiento.
¡Un abrazo!

tiembloluegoexisto dijo...

Me quedo con esto:
"...un sabor de viejos de treinta y pico
los mismos treinta y pico ahora míos..."

A todos nos llega el momento.. de ponernos en la piel de otro.

Paula Seufferheld dijo...

¿Te acordás de la película Quiz show de Robert Redford? ¿La del joven profesor universitario que participa de un programa de preguntas y respuestas fraudulento ya que a los participantes les anticipaban las respuestas? El padre del joven es un eminente poeta norteamericano y cuando se descubre el fraude le dice a su arrepentido hijo: "Tu nombre es el mío". Es quizás el mejor parlamento de la película.
Este poema además de recordarme la peli, me hace reflexionar sobre ese lazo invisible que nos une a nuestro padres, esos espejos deformados que nos llevan a nuestra niñez para ver que ahora somos iguales a ellos en esa época.
El dulce de leche no es de viejos... ¿sino que me decís de la crema americana y el sambayón?

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: le repito mi primera impresión auditiva. Qué buena musicalidad tiene el poema.

Empieza con cierta narratividad (vaga, pero eficiente) para después presentar el paralelismo "padre-hijo" unidos por el sabor del paso del tiempo. ¡Sí, el dulce de leche es gusto de viejos mal¡ Después, los versos se van angostando, como también la brecha generacional entre ambos familiares. Y el remate, lo dice todo. Muy hermoso.

Yo toda la vida pedí gustos frutales y de agua. Odio los de crema, con excepción del granizado tradicional que acompañado con frutilla AL AGUA es insuperabe. Yo era vejete desde chiquito.

Hernán Schillagi dijo...

Ah, lo de "cierta prominencia abdominal" se podría empezar a solucionar no tomando helados de dulce de leche ;-)

sergio dijo...

Marisa: como no di el salto, sigo siendo hijo. Pero en una edad en la que no da para reclamar nada. Sí para ajustar cuentas. Pero nada más.

sergio dijo...

Tiembloluegoexisto: qué cosa esa de ponerse en la piel de otro. Cuando era chico tener 22 era una cosa que se veía horrible y lejos. Ahora que hace mucho que te mucho que pasé los 22 ya nada parece imposible. Ahora soy el otro.

sergio dijo...

Justamente pau, el poema habla del momento en que los lazos invisibles se transforman en visibles. Lo que parecía un imposible de pronto se vuelve no solo posible sino inevitable. En fin, más que espejos deformados, son espejos que nos esperan en el fondo del pasillo. Y el dulce de leche sí es un gusto de viejos.

sergio dijo...

Hernán: muchas gracias por la lectura tan atenta del poema. De veras trabajé mucho la musicalidad del texto (bah, de todos los textos es lo que más tiempo me lleva)

En cuanto a su devoción por ciertos sabores, me parece que es una actitud típica del pende viejo que no asume que los clavos de las chapas comienzan a aflojarse... jajajaja

sergio dijo...

Hernán: muchas gracias por la lectura tan atenta del poema. De veras trabajé mucho la musicalidad del texto (bah, de todos los textos es lo que más tiempo me lleva)

En cuanto a su devoción por ciertos sabores, me parece que es una actitud típica del pende viejo que no asume que los clavos de las chapas comienzan a aflojarse... jajajaja