una biblioteca rebosante de nombres amados
un jardincito para descanso de la mirada
una cama que abrace las penas del día
una serena indiferencia donde se diluya el miedo
son apenas fósforos en lontananza
que ni entibian ni alumbran
este encadenamiento de días opacos
esta abulia que trepa
como mancha de humedad por la pared
bien sabía de beauvoir
también lo sé ahora
que
no siempre el porvenir
basta para iluminar el presente
1 comentario:
Sergio: ¡hermoso poema! Si bien la enumeración de la primera estrofa tiene una anáfora un poco recurrida, pinta muy bien los placeres humildes del que escribe y lee. ¡Qué suerte tener un jardín! Mi mirada rebota contra un alto muro de ladrillos donde cuelgan los cables para tender la ropa.
Además vale toda esa enumeración para llegar a la hermosa metáfora "son apenas fósforos en lontananza..." En primero lugar lo odio a Ud., ya que en 45 años no podré usar ese término itálico y me tendré que conformar con el castizo y analítico "a lo lejos".
La inclusión de la cita de Simone de Beauvoir es admirable, pero -si me deja que lo aconseje- despista un poco en la lectura ese "de beauvoir" en minúsculas (entiendo por qué lo usa, eso sí). ¿No sería mejor que el entendimiento, sólo por esta vez, primara ante la musicalidad y dijera el nombre completo de la francesa?
Por lo demás el poema fue un cross a la mandíbula que me abrió los ojos.
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