13 de diciembre de 2010

DESDE EL HOSPITAL


cuando tras un día anodino
otro asomaba su cabeza
vino dolor abdominal intenso
y como las migas de un mantel sacudido
mi vida voló por los aires

y aunque un viaje me urgía
es de suponer
no era la asepsia hospitalaria
el destino anhelado

cómo lidiar con estas sorpresas
cómo entender que no hay títulos de propiedad
que un minúsculo rescoldo en un campo basta
para que el campo se incendie

3 comentarios:

Hernán Schillagi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hernán Schillagi dijo...

Amigo: antes de tiempo ya empezaron a rodar cálidos y espinosos los cardos por nuestros blogs. Y bueh, hace ya un lustro que venimos resistiendo. Y como todavía no pienso engancharme con "fake-book" y qué le hace una mancha más al twitter (o una menos), le comentaré este poema como "hospitalario y fiel" que soy.

Cuán en un hilo tenemos la vida (sí, hablo como una tía vieja, pero es así); sobre todo cuando tenemos que pasar días internados y nos convertimos en una carga para los demás. ¡Qué atropello a la razón!

Me encantó la imagen del rescoldo como una pequeña amenaza que se convierte en amenaza total.

Ojalá que Ud. siga escribiendo mucho el año que viene, ya que sus poemas forman parte de mi forma de respirar.

¡No me haga toser más de lo que toso!

Anónimo dijo...

¡Qué fuerte y duro el final! Considero y soy consciente que todo es efímero. Estdías en el hospital son la prueba de ello. ¡Líbranos de ello!