Vivir como un sino
las espaldas que se cerraron
las puertas que se volvieron
sería acatar la derrota
cuando hay fuerza en mis brazos todavía
y animan las miradas de los amigos
y la noche de las botellas desata la lengua
y alguna cama merece el asalto
y como quería borges
la voz del poema acelera la sangre
lo otro
a veces florecido en lágrimas
no debe hoy envilecer la boca
con la amargura de una queja.
1 comentario:
Amigo: ¡Soy como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie! Aquí, ante el calor, hablando de poesía y de la vida: como siempre.
El poema propone complicidad, una celebración de la amistad como un refugio de los males de amores. O al menos, un paliativo entre dolor y dolor.
De Eladia, ni hablar, jaja.
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