Con oídos de gato al acecho
espero ese momento no lejano
cuando en la pieza contigua
la campanilla del reloj anuncie
que ha finalizado la prohibición
de salir
que puedo por fin correr
tras la tarde libre de la
acequia
del juego y la piel tostada
tarde de esqueléticos tarzanes
colgados de las lágrimas de un
sauce
tarde que por unas horas
espante el miedo siempre
renovado
de ya nunca oír la voz
que al rasgar la tiniebla
crea el mundo
la voz infantil de las
canciones
con las que mi madre encanta
mi diario abrir los ojos.
2 comentarios:
¡Precioso! Se siente el hormigueo en todo el cuerpo para poder cruzar esa barrera de cuidados maternos y poder gozar del juego.
¡Colgarse de las ramas de los sauces! Una maravilla y festejar el agua y el frescor con las risas en la hijuela. Felicidades
que buenas imágenes...y con que conmovedores ojos mira su tierna infancia,no deje de sublimar pues nos privaría de tan bella realidad.
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