12 de diciembre de 2012

UN POEMA PARA MI VEJEZ










Si tanto te acosa la imagen
de un viejo solo escribiendo frente a una ventana
es porque en ella de algún modo
cifrás el horror del futuro:
un final tejido de ausencias
también, por contraste
el alcance de niños en una casa:
esa algarabía que inunda los patios
que sabotea las siestas
llena el mundo, por contraste
sin esa algarabía etcétera etcétera
el mundo se convierte
en un puro silencio cargado de nostalgia

aunque también
esto lo pensás ahora 
si la imagen de un viejo escribiendo
te persigue tanto
es porque de algún modo
cifrás en ella el futuro placer:
un final de ausencias
que convierten al mundo
en un papel sobre una mesa
donde una mano de huesos frágiles
con felicidad anota palabras
palabras que no pueden decir
otra cosa que la nostalgia. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Escrito en el cielo para que suceda en la tierra! =)

Anónimo dijo...

Muchas gracias por el comentario.

Marisa Perez Alonso dijo...

¿Por qué este poema no me convocó? Será que desde los primeros dos versos no sentí su provocación?
Me parece correcto, pero conozco su manera de escribir y creo que se guardó algunas cositas... No sea avaro.
Un generoso abrazo.

Anónimo dijo...

Marisa: gracias por su fidelidad en los comentarios. Seguramente ud tiene razón y este poema no convoque a multitudes. Tal vez esté escrito para ese grupito de gente que vive sola y que siente que vivirá sola el resto de su vida. Y más grupito todavía si consideramos que no se trata solo de solos sino de solos que aman escribir. En fin....Igual aprecio su trabajo de leerme y comentarme. Tal vez en alguna próxima versión haya algo que la toque. Un abrazo.

Hernán Schillagi dijo...

Amigo: muy bueno el cambio de la imagen del post. Es superficial la modificación, pero esta suma.

¿Atracción y rechazo por un final solitario? Me hace acordar, un poco, a la hermosa canción de Sui Generis "Cuando ya me empiece a quedar solo", donde Charly con menos de 25 años, increíblemente reflexionaba sobre su vejez: "Ventanas muy agitadas/ y una cama tan inmóvil...".

Me interesó mucho cierto juego sintáctico en la primera estrofa. Debería citarla completa, ya que en ella los hipérbata suaves (perdón por el término, ja) retuercen, estrujan tanto sonido, sentido, como la imagen perturbadora. Así, la aparición de los dos puntos abren y cierran enumeraciones que se estrellan silenciosamente con modestia.

Fabián Casas tiene un poema donde una tía se duerme escuchando la radio y dice que en la vejez la música solo puede ser ajena. Durísimo. Aquí al menos, el futuro geronte se ilusiona (se solaza medianamente) con el placer de resistir garrapateando dos o tres notas (o versos), pero propios, únicos, nostálgicos sí; pero que le pelean a la muerte con honestidad.

Un abrazo tan joven y tan viejo, querido amigo.