4 de mayo de 2013

MIÉRCOLES 30 DE ENERO





Qué otra cosa se puede hacer
cuando llueve de madrugada
y se está solo en la casa
qué otra cosa
más que tomar un lápiz
qué otra
cuando uno tiene
además de otras manías
la manía de las letras

entonces
con música de fondo
de gotas estrelladas contra un techo de latas
escribo sobre la vida
no en general
-asunto más propio
de filósofos y periodistas-
sino sobre las particularidades de
pongamos por caso
este miércoles 30 de enero

miércoles sin conversación reveladora
ni trabajo minucioso sobre un poema
miércoles de hormiguitas en el culo
que me llevaron y me trajeron cien veces
entre las habitaciones y el patio
porque la cabeza buscaba
sitio cómodo donde posarse
y encontró solo cornisas
vertiginosas como este silencio
que me obliga a preguntarme
por qué continuar esta tarea
cuando ya no hay lluvia protectora
ni truenos justificando el insomnio

este silencio
a quien le contesto
que como un explorador examina su brújula
escribo tal vez
para orientarme dentro de mi historia
protagonizarla entenderla

tal vez porque he aprendido
que aun cuando no pasa nada
o sobre todo cuando nada pasa
algo está pasando.

2 comentarios:

Marisa Perez Alonso dijo...

Hola Sergio. ¿Había leído este antes? Fue como un dejà vu. Me gusta mucho. Me llevó de la mano por un miércoles de lluvia y nada más. Y nada más es lo que sentí. Un día especial para deshacerme en los versos propios y ajenos y evitar responsabilidades, que te hagan la cabeza, que te interrumpan. Me gustó mucho, mucho.

Proyecto María Castaña dijo...

Más que nunca te he visto en este poema, querido autor. No hay intermediarios, el yo lírico fusilado en algún rincón de ese día de enero.