25 de abril de 2008

Oh, bienamada palabra
Teresa Arijón.


La piel, los huesos, la sangre puestos en esta tarde que aunque idéntica a otras –un fósforo alineado junto a sus compañeros en la caja-, es única.
Afuera, discreta, la lluvia.

Adentro, desde sus fotografías algunos difuntos queridos me custodian. Pero ¿lo hacen?, pues, prendida a sus ojos viene la que desde siempre me espera, la que sabe que suyo será el triunfo. Y un dolor, ladrón de aire y ganas, me roe, me hunde…

Sin embargo, mientras escribo, soy; los truenos, la tinta, el árbol de humedecido traje lo dicen. ¿Qué importa que mañana, como un tren con un pasajero menos, todo siga sin mí? Escribir hoy aquí es suficiente.

Es más, diría que lo es todo.

8 comentarios:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Aquí está el Sergio que emociona...
De nuevo las alegorías únicas "la piel, los huesos" y esos fósforos que se alinean.
De nuevo el escritor que necesita compulsivamente escribir para vivir. Aire, tinta, casi lo mismo.
"Buscaremos el aire allí donde nada respira y todo parece vivo a fuerza de voluntad" Paula Seufferheld.
Un beso, y me encantó.

Hernán Schillagi dijo...

Querido amigo: la escritura es suficiente siempre y cuando no lo sea "todo". ¿Qué pasa cuando se apaga la pantalla y el repiqueteo de las teclas enmudece?¿Alcanza ese íntimo placer? Pero uno se aferra a lo que puede. Al menos por hoy, como dice Ud.

Pd: ¿vio que no le comenté nada sobre el estilo de escritura como nos pidió en el post anterior?

po(br)esía dijo...

S: A mi me encanta Juana Bignozzi. El pequeño autómata se canta, se encanta -diría Alejandra P. Y tiene unas cosas maravillosas esta mujer homónima de mi sobrina. Como esto:

FUNCIÓN SOCIAL DE LA POESÍA
Si toda vida es referencia a nuestra vida
espero dejar una palabra
que ampare a alguien
en estas tardes inhóspitas de recuerdos



Y bueno, nada, eso.

reverencia y vase,
s | p

sergio dijo...

María y Quebrantapájaros:

Leo sus comentarios y me pregunto ¿qué otra cosa, sino agradecer, cabe en estos casos? Entonces, lo hago. Agradezco la inteligencia y la bondad aplicadas a mi pobre texto. Amplío: a todos mis escritos. Incluido el anterior que, como ya dije no tenía pretensiones de ninguna naturaleza, que fue casi una humorada surgida de una especie de revelación respecto de mis necesidades afectivas, tan extremistas ellas, que oscilan entre el “nadie nunca las colmará por completo” y el “cualquiera me dejaría la mar de contento”.

En cuanto al presente texto, más allá del trabajo y mis dudas sobre la disposición espacial de las palabras (ya probé 3 ó 4 variantes sin quedar completamente satisfecho con ninguna), su tema, es un tema que cíclicamente se me impone, pues desde muy joven he sentido el acecho de la muerte. Y aunque a veces “procure olvidarla” (como Simone o Dany Umpi, como gustéis) regresa…. Y luego, mi salida (provisional, torpe, infructuosa): escribir. Escribir como un antídoto a los momentos de miedo, de angustia. (Así como hay quien reza o quien se mete sustancias en el cuerpo yo acumulo palabras en cuadernitos.) Ni mejor ni peor. Otra salida. Eso es todo.

sergio dijo...

Pobresía:
gracias por el comentario.

También yo he disfrutado de las palabras de Juana Bignozzi. Espero algún día rozar siquiera esa economía, esa limpidez que la caracteriza.

Hernán Schillagi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hernán Schillagi dijo...

Sergio: si es por "procurar el olvido", prefiero la versión de el canario José Vélez. Procuro alejarme de aquellos lugares donde nos quisimos... ¿Quién no se derrite ante esa declaración? ¡¿Quién?!

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Unos meses de sustancias legalmente prescriptas y escritura ayudan al olvido y fortalecen la buena memoria, la que recuerda el placer. A sumar y no a restar.