12 de noviembre de 2009

DEL QUE NO VIAJA



Y cuando del festín sólo queden
cubiertos dormidos, estómagos satisfechos
yo, en la despensa, en el momento
de caer sobre los mendrugos
acaso piense en los orangutanes
de Bárbara y Teresa: aquel Billy
que sin su brazo se quedó por haberse
colgado del cable de alta tensión
;
o en Noreen del que no se sabe si duerme
en su nido de hojas o mira el cielo de la jungla
.
En ellas, Bárbara y Teresa, que soñaron
el viaje, compraron los boletos, se lanzaron
a la aventura de la selva, del poema.
Yo, que no puedo sin desgranarme
apartar la mirada, los pies de los umbrales
de mi casa; yo, que quiero estar siempre
aquí, tal vez, piense en eso.

7 comentarios:

Hernán Schillagi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hernán Schillagi dijo...

El poema es tan hermoso como (auto)referencial. Bárbara (Belloc) y Teresa (Arijón) son dos petas con las que Ud. y -un tanto- yo hemos flasheado.

A los que nos gusta realmente la poesía (y la literatura toda), descubrir un autor que nos despierte lo que teníamos dormido adentro, que nos maraville con su estilo y nos sacuda nuestras estructuras más firmes es como dar vuelta la página a otro estado de nuestra vida: nos la cambia para siempre y no hay retorno (por suerte).

¿Será por eso que el que lee y (tímidamente)escribe queda paralizado ante la revelación?

Fragaria Vesca dijo...

Sus palabras, en cambio, andan, corren, se transportan, vuelan.

Los viajes de la palabra siempre nos encuentran con el pasaporte al día.

Paula Seufferheld dijo...

A mí me parece que tenés boletos comprados, viajes hechos y te hacés el zota. Incluso cada vez más te veo lejos de los umbrales de tu casa. Me atrevería a afirmar que ya te has lanzando a la aventura -no me pinta selvática- del poema. Creo que los últimos cuatro versos son un sutil y bello ejercicio de falsa modestia.

Siga viajando y traiga a los umbrales de esta casa recuerdos de sus estadías para quienes nos quedamos acá, esperándolo.

sergio dijo...

Hernán: qué lindo eso que dice de la mutación irreversible que implican ciertas lecturas. Definitivamente lo comparto. Uno después de ciertos libros ya no es el mismo. La mirada sobre uno y sobre el mundo no puede ser la misma. Y esto de seguro es determinante para que sigamos aferrados a los libros.

sergio dijo...

Fragaria: por ahí leí que los viajes son cosas del espíritu. Y algo debe de haber. Igual, no estaría mal, antes de la hora final, dar una vuelta por mi cárcel (Yourcenar). ¿Deberé recurrir a pastillas? Espero que no.

sergio dijo...

Pau: qué poético te salió el comentario. ¿Qué puedo agregar?